La caja del tesoro

675 16 7
                                    

A Laura le gustaba que le contaran cuentos. Se acercó al armario de los libros, cogió uno y le pidió a la abuela que se lo leyera.

Muy bien mi niña. Has elegido una fábula.

¿Y qué es una fábula abuela?

Es una historia que deja una pequeña enseñanza llamada moraleja. Al final te la contaré.

"La caja del tesoro"

Un día de primavera, se encontraba una niña dando un paseo por la playa bajo un sol resplandeciente, cuando vio a lo lejos una cajita flotando en la orilla del mar. Llegó hasta ella lo más rápido que pudo para que no se la quitara nadie y se la guardó.

Siguió andando hasta llegar a un punto en el que pudiera apreciar su tesoro a solas y acabó en lo más alto del acantilado. Era un lugar al que nunca accedía nadie.

Fue entonces cuando abrió la caja y comprobó que estaba llena de pequeñas piedras que aunque eran muy bonitas, no eran nada más que piedras.

Se sintió entonces muy infeliz. Pensaba que tenía un tesoro pero aquello no era lo que parecía.

Pensó qué hacer con aquello que le había dado el mar y decidió que se quedaría con la cajita y tiraría las piedras que no valían nada. Al llegar a casa, la dejó en una estantería y se olvidó de ella.

Al cabo de los años la niña se hizo mayor y un día, encontró entre los viejos objetos aquella preciosa caja que el mar le regalara un día cuando era niña. Se sentó tranquílamente sobre la mecedora de su abuela y apreció todos los delicados matices de aquel objeto. Estaba tallada en madera de ébano con incrustaciones doradas.

Tras pasar un rato admirándola sintió el impulso de abrirla. Sabía que estaba vacía, pues ella misma tiró las piedras del interior en el acantilado, pero aún así la abrió.

La caja estaba vacía, aunque no del todo pues en una de las esquinas quedaban dos pequeñas piedras. Las sacó simplemente para que le ayudaran a recordar aquellos días en los que no era más que una niña cuyo mayor problema era si le daban una golosina o no después de comer. Recordaba lo infeliz que se sentía por ello. Como lloraba y se retorcía por el suelo. Si pudiera volver a vivir aquellos días en los que todo era sencillo.

Sacó una de las piedrecitas y su sorpresa fué absoluta. Era una piedra preciosa de valor incalculable idéntica a la otra que quedaba en la caja.

Se llevó las manos a la cara y se dió cuenta de que la cajita le había entregado ahora su gran tesoro. Había aprendido que todo lo que nos rodea tiene un gran valor que no siempre sabemos apreciar.

Fin

¿Qué te ha parecido Laura? Dijo la abuela.

Es un poco triste. ¿Porqué no se dio cuenta del tesoro cuando era niña?

Esa es la moraleja. Todos los días tiramos algún tesoro porque esperamos otros y cuando nos damos cuenta de su valor, ya son irrecuperables.

Pasamos mucho tiempo sin apreciar lo que tenemos cerca. Cada día de tu vida es como una piedra preciosa. Tú decides si lo aprovechas o lo olvidas. Y cuando seas mayor y te des cuenta de lo maravilloso de aquellos monentos, de las personas que te rodeaban, de las cosas que te ocurrían, querrás recuperarlos pero será imposible.

Debes darte cuenta todos los días de lo afortunada que eres Laura.

Yo tengo mucha suerte abuelita. Te tengo a tí.

La caja del tesoro (Cuento Infantil)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora