Siempre has sido tú

837 43 7
                                    

Hay una parte de nosotros que cree que no merecemos ser amados, por lo tanto al menos una vez en la vida, nos enamoramos de alguien que sabemos que no podemos tener y que nunca nos amará. Tenemos fantasías sobre el día en que por fin se dé cuenta y vea claramente lo que se ha perdido, y así nuestros sueños se conviertan en realidad. De ese modo va pasando el tiempo, ese día nunca llega y antes de darte cuenta te plantas en los treinta y más tarde en los cuarenta y... sigues estando solo. 

Si sólo quisiera evitar la soledad, cualquier persona me hubiera bastado, sin embargo, no era así. En los últimos años, avancé sin ninguna esperanza en el amor, tan solo para tocar aquello que no podía alcanzar.

Antes de relataros mi historia, os diré que soy Hermione Granger. Muchos me conocerán, pero para los que no lo hagan, empezaré por mi aspecto. Tengo una larga melena castaña que, casi siempre está enmarañada. La mayoría la describirían como si fuese un nido de lechuzas alborotado. Menos mal que, con el paso de los años he conseguido domarla. Tengo los ojos almendrados como la más dulce miel o el más cremoso caramelo. Por otro lado, cuando estudiaba en Hogwarts, fui seleccionada para la casa Gryffindor donde conocí a mis dos inseparables amigos.

Viví los mejores y los peores años de mi vida en ese destartalado y mágico castillo entre varitas y conjuros milagrosos. Pero no estamos aquí para hablar de mis aventuras. 

Muchos os preguntareis si fui feliz después de la guerra. La respuesta es: ¿qué se puede tildar como felicidad? Hoy en día todavía no sabría qué contestar.

De pequeña, pensaba que cosas como "felicidad" o "para siempre" no tenían nada que ver conmigo, que las novelas de romance no eran más que fantasía. Que la vida no era un cuento de hadas, donde el príncipe azul rescataba a la princesa y se marchaban juntos en su precioso caballo blanco. A mi edad, sigo teniendo esos pensamientos. A lo mejor es porque siempre he tenido sentimientos agridulces cabalgando por el fondo de mi corazón. 

Todavía tengo el recuerdo de unos meses después de la guerra. Nunca podré borrarlos de mi memoria y mucho menos de mi corazón. Habíamos ganado, sí, no obstante, muchas heridas de guerra quedaron abiertas después de esa caótica, cruel y despiadada noche en la que Lord Voldemort cayó al fin. 

Personas inocentes perdieron a sus familiares. Yo sin ir más lejos, intenté buscar a mis padres durante los dos primeros meses, sin éxito. Era como si se los hubiese tragado la tierra. Y como no, aquel chico, con la cicatriz en forma de rayo en a frente, las gafas redondas negras y ese pelo azabache tan difícil de dominar, había estado a mi lado en todo momento. Me ayudó a rastrearlos por toda Australia y alrededores. 

La cuestión es que no entendía como sucedió, tal vez por las peligrosas aventuras que habíamos vivido juntos, los momentos de vida, muerte o incertidumbre, todas las cosas que teníamos en común o los momentos de apoyo que él me había proporcionado en la búsqueda de los horrocrux. El amor que creía que sentía hacía una persona se fue disipando como una bruma oscura, dejando paso a un sentimiento cálido y desgarrador. 

¿Qué pasó con Ron? 

Muy sencillo. Nos besamos aquel día y fue maravilloso, por fin me correspondía, tantos años soñándolo a escondidas entre las estanterías polvorientas de la biblioteca, y después de tanto tiempo nuestros labios se unieron en ese beso tan ansiado por mí. Pero, decepcionada, no sentí nada. Ni ese temblor en las piernas, ni el revoltijo de sensaciones arremolinándose en la punta de los pies. Nada. No experimenté las mariposas en la boca del estómago. Solamente quería que Harry estuviese bien y que no fuese a sacrificarse por todos nosotros.

Tiempo después hablamos y dejamos las cosas claras. Siempre le apoyé en todo momento con la muerte de su hermano porque ante todo era uno de mis mejores amigos. Su fallecimiento fue un tema delicado para toda la familia. Fred era alguien tan lleno de vida, siempre estaba intentando sacarte una sonrisa por más pequeña que fuese. Su ausencia, aún a día de hoy, duele.

SIEMPRE HAS SIDO TÚ ▶ HERMIONE GRANGERWhere stories live. Discover now