Capítulo tercero

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Narrador omnisciente

Era el día de la misión, y Rogue ya estaba totalmente preparado, por lo que se sentó en uno de los sillones de su casa mientras miraba por la ventana a través de las cortinas, distraídamente.
Su corazón le dio un vuelco momentáneamente. Vio como un par de ojos azules provenientes de la casa de su vecino le miraban con curiosidad y a la vez con pillería. Supo inconscientemente que era Sting. Pero aun sabiendo que le había descubierto, ¿por qué no apartaba la mirada? Dedujo hace unos días que tenía una vista excelente, por lo que no tenía sentido.

Cerró los ojos, con la esperanza de que cuando los abriese, los del rubio hubieran desaparecido. Meditó durante medio minuto la situación; ¿realmente lo estaba acosando, o quizás era una casualidad?

Sería una casualidad si solo hubiera ocurrido una vez.

Al principio no reconoció la voz, algo tonto que pensó luego, ya que...era él mismo, era su voz interior, que le había mandado ese mensaje. Pero a la vez, era diferente a Rogue, el tono era más seguro, pero más melancólico.

Tenía razón; no era la primera vez que pillaba a Sting espiándole. Esta sería la tercera, desde que le conoció.

Pero, ¿desde cuándo nos conocemos realmente? ―Ahora esta voz era diferente, tenía la misma seguridad en ella, pero con alegría y con curiosidad.

La misma curiosidad que presentaban los ojos de Sting.

Dime tú, creyendo saber todo, ¿realmente te conoces a ti mismo?

Tras esa pregunta, un escalofrío recorrió su cuerpo al completo.
Segundos después, se oyó el timbre de su puerta, con un Sting frente a ella y sonriéndole de la misma forma que antes.

Buenos días, Rogue. Luces inquieto, ¿pasó algo? Bueno, este viaje te hará olvidarlo, verás cómo lo disfrutaremos ―afirmó con seguridad, mas eso hizo desestabilizarlo.

Tanta seguridad estaba causándole el efecto contrario. Cada vez tenía menos claro quién eran realmente tanto él como Sting.

[...]

Durante todo el camino, en el que fueron a pie, ya que ambos, curiosamente para el peli-negro se mareaban en cualquier transporte, el mencionado sintió como alguien los seguía. Empezaba a pensar que eran imaginaciones suyas y se estaba volviendo loco, pero ¿por qué motivo? ¿Por el estrés? A decir verdad, él no tenía nada por lo que estresarse.

...Dragneel...

¿Has oído eso, Sting? ―Cheney se puso alerta al segundo.

Para qué te lo voy a negar, llegados a estas circunstancias... ―El rubio suspiró.

"Él lo sabe todo, y yo no sé nada." ¿De qué hablas?

Nos están buscando, Rogue.

El brazo del mencionado comenzó a desprender energía negra, concretamente su magia de sombras estaba reaccionando a algo.

¿Es un...Dragneel? ―Su corazón empezó a palpitar violentamente, los recuerdos atravesaban a toda velocidad su mente, dándole la oportunidad de obtener muy pocos de ellos.

Aquel a quien vencí contra Álvarez gracias a la unión de nuestros poderes... ―comenzó a decir Eucliffe, sabiendo que su contrario ya conocía el nombre.

Larcade Dragneel.

¿Quién es el curioso de en frente? [StinGue] |Short-Fic| ± Semi a.u ±Donde viven las historias. Descúbrelo ahora