El dolor de la traición

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Era finales de verano, el campamento mestizo aún no estaba totalmente recuperado de la guerra pero eso no era un problema. Un año después de la catástrofe, los campamentos hicieron un tratado de paz y nos ayudamos los unos a los otros.
Desde el día de la desaparición de Leo, los monstruos no nos molestan tanto como antes. Puede que no sea tan inteligente como Annie pero esta situación me parece demasiado sospechosa; se lo dije varias veces a mis amigos, pero ellos me ignoraban diciendo: "Tranquilo Percy, todo está bien", "Deja de decir estupideces, Sesos de Alga tenías que ser" y "Parece que caer al Tártaro te dejó paranoico Bro". Solo uno de ellos me creyó, y para mi sorpresa fue Nico: "Al parecer no solo tienes algas en el cerebro, mi padre y yo también lo hemos notado".

Dejando eso de lado,  llevo seis meses sin ir al campamento por culpa de una misión para encontrar semidioses y estoy deseando volver, además que me enteré en el campamento romano que mi listilla había vuelto al campamento porque los estudiantes de la Universidad de Nueva Roma tenían vacaciones.
Unos días más tarde, llegué muy alegre al campamento, saludé con entusiasmo a todos, pero ellos solo me miraban con tristeza. Ignorando el sentimiento de angustia que se había instalado en mi pecho llegué a la cabaña de Atenea, donde pensé que estaba Annabeth, pero cuando pregunté por ella solo Malcolm me habló:

- Percy... Si buscas a mi hermana está en el lago.

- ¿Eh? Gracias Malcolm -dije con una sonrisa saliendo de la cabaña.

- ¡Espera! -gritó él mientras me agarraba el brazo.

- ¿Qué sucede? -me giré confundido.

- Lo siento -me respondió él provocando que entendiera menos lo que estaba ocurriendo-. Yo intenté impedirlo, intenté que entrara en razón, pero simplemente no me hizo caso.

- ¿De que estás hablando?

- Ve al lago -dijo entrando en su cabaña-. Cuando llegues lo entenderás todo.

Con esas últimas palabras cerró la puerta y me dejó hecho un desastre. Sin pensarlo dos veces salí corriendo hacia el lago entre un mar de pensamientos ¿A qué se refiere? ¿Qué está sucediendo? ¿Le ha pasado algo a Annie?

Ve al lago, cuando llegues lo entenderás todo... Así que, a esto se refería.

Ciertamente, ahí estaba mi listilla, pero para mi desgracia no sola. Estaba sentada en el regazo de un chico moreno de pelo castaño, un hijo de Hermes creo, comiéndose la boca.
Con el corazón destrozado y mi mente cegada por la ira, invoque una gran ola que les lancé a los desgraciados. Respirando con dificultad y empapados, finalmente se dieron cuenta de mi presencia. La cara de miedo del chico y la de preocupación de Annabeth fueron un placer para la vista.

- ¿Percy? -preguntó mi... ex.

- Annabeth -contesté con frialdad.

- ¿Qué te ocurre Sesos de Alga? -dice la muy **** ayudando al chico a levantarse-. ¿Así es como me saludas?

- ¿Y cómo debería saludarte? -dije enfadándome, ¿y ésta que se cree? ¿Acaso no se dio cuenta de la situación? Y yo creyendo que era inteligente.

- Pues no sé... Se supone que eres mi novio, y llevamos meses sin vernos -se alejó del chico y se acercó a mí, rodeando con sus brazos mi cuello-. Me esperaba un beso.

- Lo único que te mereces es una bofetada -dije empujándola.

- ¿Por?

- ¿Acaso eres tonta? -dije cabreado-. Acabo de verte a punto de tener sexo con un niñato en el lago, ¿cómo quieres que te trate?

- A mí nadie me llama tonta, y menos un Sesos de Alga como tú -me gritó mi supuesta novia-. Y sí, estaba a punto de liarme con éste, ¿qué quieres que haga? Si no vienes en meses y no quieres mantener relaciones conmigo tengo que buscarme la vida.

- Eres una zorr* -dije acercándome a ella-. ¿Cuántos? Venga, dime con cuántos te has acostado.

- A mí no me insultes imbécil -dijo alejándose de mí-. Yo hago lo que me da la gana.

- Ya veo que haces lo que te da la gana -dije apretando los dientes-. Sabes, yo voy a hacer lo mismo.

- ¿A qué te refieres?

- Annabeth, hemos terminado -dije mirándola fijamente.

- ¿¡Qué!?

- Lo que oyes -dije dándome la vuelta-. Deberías estar contenta, ahora puedes acostarte con todos los chicos que quieras, total, ya lo hacías cuando estabas conmigo.

- Sesos de Alga no te precipites, piénsalo mejor -contestó ella con nerviosismo-. Mejor hablemos en un lugar privado, ¿sí?

- No hay nada que hablar -dije andando hacia el campamento-. Adiós, espero que te vaya bien.

- ¡¡Vuelve aquí Percy Jackson!! ¡¡Esta conversación no ha acabado!! -gritó mi ex con desesperación-. ¡¡Vuelve ahora mismo o le contaré a mi madre!! ¡¡Percyyyyy!!

Cuando llegué al centro del campamento todo el mundo se me quedó mirando, al parecer en niño de Hermes ya anunció nuestra separación. Caminé con la mirada baja hacia mi cabaña, pero vi mis planes frustrados cuando alguien me agarró del brazo. Al levantar la vista me encontré con unos chicos de la cabaña de Ares y todos los de la de Afrodita.

- Miren quien está aquí -dijo el más alto de los hijos de Ares con burla-. Es Percy Jackson, me alegra verte, ¿ya has visto a la put* de tu novia? ¿Quieres que te diga con cuántos se acostó?

- Em... Gracias, no hace falta...

- Si hace falta -me interrumpió un hijo de Afrodita con una sonrisa-. Tienes derecho a saberlo.

- Vamos al grano, ves a todos los presentes -volvió a decir el hijo de Ares, asentí confundido-. Pues se acostó con todos nosotros y con algunos de otras cabañas.

- ¿Qué?

- Tendrías que haberla oído, gozaba como una perr* -se burló el hijo de Afrodita, un coro de risas y carcajadas confirmaron lo dicho.

Y ya no pude aguantarlo más, las lágrimas comenzaron a descender por mis mejillas, el dolor de la traición y las burlas de mis compañeros finalmente acabaron conmigo.

- Mirad -se burló otro hijo de Ares-. El gran Percy Jackson llorando como un bebé, jajajajaja.

Desesperado por salir, golpeé a todos los que me rodeaban y salí corriendo del círculo, a unos pocos metros divisé a Jason y Piper que charlaban con una sonrisa hasta que me vieron.

- ¿Bro? ¿Qué ocurre? -me preguntó Jason confundido.

- Jason, ella me...

- Cariño -me interrumpió Piper mirándome con tristeza-. Al parecer ya se ha enterado.

- Tú... -la miré sorprendido, ella lo sabía. Y cuando miré a Jason pude percibir la comprensión en su mirada-. Vosotros lo sabíais y no me lo dijisteis.

- Percy escucha...

- ¡No! Se supone que somos amigos -dije aún con lágrimas en los ojos-. Teníais que haberme dicho que Annabeth me estaba engañando.

- Percy ella es mi amiga -dijo Piper usando su poder para calmarme, como si lo fuera a permitir-. Tranquilízate, ¿sí? Vamos con Annie y que ella te explique.

- Yo no voy a hablar con ella.

- Venga Bro, no es para tanto -dijo Jason restándole importancia, ¿cómo se sentiría él si Piper le engañara? No se supone que debe apoyarme.

Eso me lo había dicho todo, no podía confiar en ninguno de los dos. Así que, me aparté de ellos con fuerza y corrí hacia el bosque ignorando sus llamados.

La maldición [BL/Yaoi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora