La maldición [BL/Yaoi]

Maldito injustamente [Parte 2]

Solo queríamos decir que si un capítulo empieza sin que se mencione quien narra, el narrador será Percy. Cuando haya un cambio de narrador pondremos "XX POV".
Eso es todo, las otras advertencia deberían estar claras. Esperamos que os guste.
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Me desperté con la respiración agitada y con mi mente hecha un lío, ¿por qué me ha advertido? ¿Quién será la nueva divinidad de la tierra? Y lo más importante, ¿¡he mantenido una conversación civilizada con la inmortal que intentó matarme!? Ciertamente, el mundo está cambiando.

- ¡Chicos! ¡Ha despertado! -dijo una voz chillona con alegría-. Hola soy Anna, hija de Apolo. Estás en la enfermería, ¿cómo te encuentras?

- Adolorido y cansado -dije cerrando los ojos.

- No me extraña, llevas dormido un día -contestó la chica con una linda risa.

- ¿Un día? ¿Qué hora es? -pregunté cansando.

- Son las nueve menos cuarto, y no deberías moverte, la herida del costado no ha curado del todo -respondió mientras cogía algo. Cómo no, hija de Apolo tenía que ser.

Ignorando su pedido, me incorporé con dificultad, apoye mi mano en mi costado izquierdo y comencé a recordar todo lo ocurrido. Eso me recuerda... ¿Qué me hizo Atenea?

- Gracias Anna -dije abriendo finalmente los ojos, encontrándome a la hija de Apolo ayudándome a levantarme.

De repente se apartó de mí con expresión de terror, su piel comenzó a palidecer al igual que su cabello, y sus ojos azules comenzaron a perder brillo y a volverse blancos. La chica que había sido amable conmigo se había convertido en una estatua.

- ¡Anna! -gritó una voz grave desesperada, observé detenidamente al joven ante mí y me di cuenta de que era uno de los hijos de Ares que se había burlado de mí-. ¿¡Qué le has hecho a mi novia infeliz!?

- Yo no... -respondí nervioso. Dioses, ¿qué está pasando? El hijo de Ares levantó su puño dispuesto a dañarme, cerré los ojos esperando un golpe que nunca llegó. Un estridente ruido de objetos chocando contra el suelo es lo único que oí, abrí los ojos y observé con horror como el musculoso chico se había convertido en un montón de piedras.

- ¿¡Percy!? -oí gritar a Jason, me giré para observar a mi amigo.

- ¡No lo miréis a los ojos! -gritó Quirón a mis amigos.

- ¿Quirón? -dije al verlo con los ojos cubiertos-. ¿Qué está pasando?

- No sé que has hecho Percy -respondió él con seriedad-. Pero por lo que me ha dicho el Sr. D has enfadado a uno de los Olímpicos.

- ¿Enfadar a uno de los Olímpicos? -pregunté confuso. A no ser que se refiera a...-. ¡Atenea!

Observé cómo Annabeth se encogía con mi grito, la muy maldita...

- ¿Qué hiciste para enfadarla? -preguntó Jason-. Ella no es de las que maldice porque sí.

- Já, permíteme que lo dude.

- ¿Qué quieres decir? -me preguntó la hija de su divina madre enfadada, por favor.

- No sé, pregúntale a ella -le respondí indiferente-. ¿No maldijo ella a Arácne por tejer mejor que ella? ¿No maldijo también a Medusa? No maldijo ella a un montón de gente por que le dio la puta gana.

- Percy más respeto -me interrumpió Jason molesto. ¿Y éste es mi mejor amigo?

- El respeto hay que ganárselo -dije levantándome de la camilla-. Y maldiciendo a la gente y actuando como si fuera superior a los demás no se consigue.