Había una vez dos criaturas que pertenecían a mundos distintos, pero eso no detenía el deseo que sentían uno por el otro. Se dedicaban a mirarse, cada uno en su propio mundo, creyendo que la barrera entre ellos era imposible de ser derribada.
Simplemente miradas.
Pero aquello no era suficiente cuando ambos amaban con todo el corazón. Adria, arriesgándose a sufrir la furia de su pueblo, nadó hasta la superficie del mar para acercarse a las rocas en las que Kostas descansaba.
Los ojos azules de Kostas eran tan profundos como el mismísimo mar. Su sonrisa era más pura que el agua en el que ella nadaba. Su rostro era la vívida expresión de amor al verla.
Amor a primera vista, eso fue.
¿A quién le podía importar que fueran tan diferentes si se amaban profundamente? ¿No es así como las historias de amor se hacen? ¿No son esas las que quedan grabadas en la historia?
La felicidad de Adria estaba allí, ante sus ojos. Kostas prometió ir a aquellas rocas cada día de su vida, sin importar qué pasara él estaría dispuesto a ir contra todo con solo tenerla unos minutos entre sus brazos.
Era una promesa. Era el destino.
Pero para los humanos las promesas son tan frágiles que se las lleva el viento. Los humanos son seres débiles que frenan ante el primer obstáculo.
Kostas rompió su promesa. Dejó de ir a sus encuentros. Adria se quedaba esperándolo, esperando vislumbrar su bote, pero lo único que ganaba era un sentimiento de soledad.
Kostas tuvo un amor a primera vista, de nuevo, justo como les pasa a todos los humanos. El corazón de Adria se rompió al verlo amar a alguien más.
Entregó su corazón y él se lo rompió. Y ella necesitaba un nuevo corazón.
Esperó pacientemente a que Kostas regresara a su lugar de encuentro. Él lo hizo.
Ella canturreó lo más dulce que pudo para que él quedara absorbido por sus encantos, para que él creyera que ella aún lo amaba.
Cuando menos se lo esperó lo jaló hacia su mundo, hacia el fondo del mar.
Su canto lo atontó tanto que no opuso resistencia. Esa alma de ojos azules se quedó mirándola, no con amor, no con terror. La miró como los humanos miran a cualquier persona: con indiferencia.
Las burbujas de aire desaparecieron muy rápido yél fue atrapado por el mar. Pero Adria no permitiría que él se quedara en sumundo.
Lo llevó a la superficie, a las rocas que fueron testigos de su dolor y golpeó el pecho de Kostas una y otra vez con una roca puntiaguda que cortaba su piel. Todo su dolor, toda su rabia hicieron que el cuerpo inerte se rompiera, dejando un corazón sin latir a su disposición.
La sirena sujetó el corazón, lo partió por la mitad y con la ayuda de una cadena se lo puso en el cuello. Ya tenía la mitad del corazón que le pertenecía.
Porque ya sabes humano, no eres dueño de nadie, no puedes hacer lo que quieras. Porque cada vez que trates de olvidar quién soy con alguna tonta historia de amor, yo y mi mitad de corazón estaremos allí para recordártelo. Porque nadaré por el mar toda mi vida. Sola, con mi corazón.
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Forma de sufrir # 65: Hacer una historia visual.
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Reminder (#PBB3) Visual Story
FantasyHistoria creada para el concurso Playlist: Bad Blood. Historia inspirada en la canción Reminder de The Weeknd