La dulce voz de a enfermera bajita a la que li había gritado, fue lo que me despertó. La suave manta seguía sobre mis hombros cubriéndome por completo. Me disculpe con la mirada pues la voz se me había perdido ella solo asintió y junto con su compañera me mostraron el camino a su habitación y una vez que estábamos frente a la puerta, las enfermeras me dejaron sola.
La mano me temblaba ante aquella blanca puerta, conocía el sentimiento, era miedo. Mi cerebro aun no procesaba la idea de lo que estaba pasando y aún tenía la extraña esperanza de que era una de sus muy retorcidas y raras bromas que solía hacer pero después de mirarla por lo que me pareció una eternidad la empuje. Y ahí estaba. Recostado con los cerrados como si en cualquier momento fuera a despertar y decirme que todo estaba bien acompañado de una broma de lo horrible que me veía. Pero no fue así. Me acerque despacio y me senté en la orilla de la alta cama, aprecie que tenía raspones y los inicios de lo que serían moretones bastante grandes en los brazos. Tome su mano entre las mías, se sentía tibia, y ahí fue cuando me rompí. No me dio un apretón, no se movió y mucho menos despertó. Comencé con un sollozo que termino siento un mar de lágrimas silenciosas que bajaban por mie mejillas. Me acurruque a su lado con precaución de no mover ningún tubo o aparato que estuviera conectado a él y me quede dormida pensando en despertar de aquella pesadilla.
Una toz ronca me despertó de golpe haciendo que me incorporara torpemente y como era de esperarse, me caí de la cama. El doctor con la cara de arrepentimiento más convincente que había visto en mi vida me ayudo a levantándome murmurando disculpas. Era alto pero no mucho, estaría de su altura si llevara tacones y tenía los ojos color marrón. Facciones demasiado finas, diría mi madre.
-Lo lamento tanto, debí de tener más tacto. Yo venía a informarle el estado de Derek...-
Al escuchar que decía su nombre mi cabeza giro despacio a mirar de nuevo a su cama. Seguía en la misma posición que antes. Tranquilo, con una expresión serena y sin despertar. Hice una mueca, ¿Por qué el mundo era tan injusto? Ese hombre, con el que me había casado era la mejor persona que había conocido en mi vida.... No era justo que nos pasara algo así.
-No se preocupe... Yo estoy aun algo alterada por todo, de la forma en que me hubiera despertado habría terminado igual. Entre mi torpeza y la noticia no habría podido hacer algo diferente-
Puse mi atención en el doctor nuevamente para encontrarlo con una media sonrisa. No sé qué expresión vio en mi rostro por que la sonrisa que tan naturalmente llevaba se desvaneció al instante. Me sentí mal por ser tan grosera pero no estaba de ánimo de absolutamente nada, le lance una mirada enarcando mi ceja para que entendiera que estaba esperando que siguiera hablando, capto rápido la idea y siguió.
-La operación salió bien no hay muchos daños internos, el único que nos preocupa es el de la cabeza. Sufrió un golpe muy fuerte...- Cerré los ojos porque sabía las palabras que venían- Es probable que no despierte-
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Nos falto tiempo...
Novela JuvenilA veces el amor puede encontrarse una segunda vez...