Capítulo 1

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Ya había pasando una parte del año escolar y la chica de cabello negro y ojos grises no cambiaba su rutina. Consistía en seguir a su Senpai, mejor conocido como Taro Yamada, desde la mañana hasta que el llegara a su hogar sano y salvo. No era la mejor manera de acercarse a la persona que amaba, pero aun así, Ayano era feliz.

Cuando Aishi caminaba detrás de su superior, siempre se mantenía alejada una distancia prudente para no ser notada por la chica que iba con su Senpai todos los días, Osana Najimi. Esta chica era la mejor amiga del pelinegro, desde sus infancias; esto provocaba que la sangre de la yandere hirviera de envidia. Osana era una chica muy linda: de piel pálida, ojos castaño claro, cabello extrañamente anaranjado, rosadas mejillas y siempre usaba unas particulares medias rosas con puntos blancos. No sería extraño que tuviera sentimientos por el mayor desde ya hace mucho tiempo. Esto significaba un gran problema para Ayano, tendría que encontrar un modo en el que Osana no se convirtiera en un estorbo, inclusive si tuviera que asesinarla.

Ayano nunca fue capaz de pensar en herir a alguien de esa forma hasta que conoció a una chica que la convenció de cometer tales atrocidades, Info-Chan, como todos la conocían. Un día, esta pelirroja chica hablo con Ayano por mensaje. Lo diferente a cualquier conversación que pudieron haber tenido fue que Info-Chan habló sobre el plan de Osana para confesarse a Senpai, esto fue el inicio del fin de la cordura de la pelinegra, jamás dejaría que alguien le robara al amor de su vida. Cuando la chica de cabellos rojos pidió que le hiciera daño a Osana, Ayano no dudó ni por un segundo en deshacerse de su mayor obstáculo. Al principio pensó en eliminarla de la manera más sencilla, mediante el homicidio; ¿pero no sería mejor conquistarlo desde el fondo de su corazón? Aunque suene muy cursi.

Y así fue como Ayano pasó una gran parte del año acosando al chico que más apreciaba. Su plan comenzó iniciando el mes de abril, llegaba todos los días muy temprano a dejar notas de amor y aliento a su Senpai; a la hora de los descansos, Aishi iba al salón de clases de Taro y le dejaba regalos encima de su escritorio.

Todo iba bastante bien con el tema de las cartas y los regalos, Senpai sonreía para si mismo y se sonrojaba al ver los detalles que alguien le dejaba todos los días sin falta. La desgracia fue cuando Senpai leyó una de las cartas que recibía cada mañana al lado de Osana; esta al leer la carta, frunció el ceño y se molestó como nunca antes.

–Pero que ridiculez!–La peli-naranja gritó.–Solo a alguien con medio cerebro le gustarías!

Taro río ante la furia de su mejor amiga.–Que no te de pena decirme todo esta frente a frente, Osana.

–Q-Qué...?-Osana abrió mucho sus ojos.–N-Nunca llegarás a gustarme, idiota!

–Vamos! No es necesaria la pena! Hemos sido amigos desde hace años.–Senpai sonrió cálidamente a la chica.–Creí que no te iba bien en el idioma, pero viendo las cartas que escribes, me equivoqué contigo.

–Eres un idiota! Yo no te escribí eso!–Osana seguía con un sonrojo en aumento.

–Esta bien. Si no lo escribiste tu.–Senpi levantó un ceja, divertido de la actitud de la más baja.–Entonces como sabe todo lo que me ha escrito, la única que sabe que ayer compré un gato eres tu. Y en esta carta dice que el gatito es muy lindo, y tu ayer dijiste que era horrible.

Por otro lado, a una chica se le rompía el corazón. Y pensar que alguien tan hueca y tonta como Osana sería capaz de escribir notas tan profundas como Ayano lo hacía fue la gota que derramó el vaso. Ayano no se sentía tan furiosa como debería, sino, decepcionada por el hecho de que Senpai creyó que Osana escribía las cartas. En ese instante, la yandere sintió algo que no fuera amor obsesivo y enfermizo, al contrario, sintió lo más amargo que alguna vez pudo.

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