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Al otro día me dijeron que estaba todo listo para que yo entrara en su comunidad y empezara a vivir con ellos. Era algo arriesgado pero debía hacerlo.

En las noches pensaba en Alice y en cómo lo estará pasando: si ha pensado en mí o ya me ha olvidado. Cada vez me daban más encargos y ganaba más dinero. Fácilmente podía llevar esa doble vida sin saber en el hoyo en que me estaba metiendo.

Mi vida siguió así hasta que salí de la universidad por asuntos académicos y gracias a eso tuve más tiempo para el tráfico y todas esas cosas. Mis "amigos" me decían que era el más eficiente de toda la comunidad y me daba cuenta que cada vez me hacía más adicto a la heroína que era lo que traficábamos.

En una de las transacciones conocí a un tipo y me ofreció ir a Brazil por dos años. Yo acepté encantado porque pensé que mi futuro se aseguraría. Lo malo es que lo haría, pero en la cárcel.

En un principio sufrí mucho porque era duro el trabajo y los jefes muy exigentes: sufría maltratos físicos y verbales, pero cada vez me hacía más fuerte. Luego de difíciles pruebas que tuve que pasar me ascendieron a jefe y éramos los traficantes más poderosos de América latina . Sí, como lo escucharon.
Siempre pensé que si la policía me atrapaba, sería fatal para mí, porque este trabajo es uno de los más peligrosos, pero ya tenía demasiado poder y no iba a dejar que me lo arrebataran tan fácilmente.

¿Amor verdadero?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora