Capítulo 3

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–¡Amil! –gritó Antoine.

–No grites. –dije bajando por las escaleras.

–Nos casamos la semana que viene.

Abrí la boca sorprendida.

–Lleváis tres años comprometidos y me dais una semana para prepararme. Yo os mato.

Corrí hacia mi habitación donde dormía Theo. Me tiré sobre él y se despertó sobresaltado.

–¿Qué haces, loca?

–Levanta. Nos tenemos que ir de compras. Mi hermano y Noa se casan la semana que viene.

Theo se dio media vuelta y se volvió a tapar.

–Luego la marmota soy yo. Levanta cacho vago. –dije tirando de la manta.

–Para que me levante, necesito un beso.

Me acerqué y me tumbó sobre él.

–Un beso bien dado. –concretó acercándose a mi.

(...)

–Amil. Llevamos cuatro horas de compras. Necesito comer. –se quejó Theo que llevaba las bolsas.

–Solo queda elegir la chaqueta. –dije besándole.

–A la noche me lo compensas, bonita.

Reí y mordí su labio.

Finalmente, dejamos las bolsas en el coche y fuimos a comer.

–Elijo yo donde comemos por el rato de compras. –dijo Theo seguro.

–Si eliges ahora, a la noche nada. –me crucé de brazos.

–¿A dónde has dicho que quieres ir? –preguntó Theo riendo, lo que causó lo risa de Izar, que iba en los asientos de atrás.

–A la pizzeria.

Comimos tranquilamente y después, fuimos a ver a Amets al hospital.

–Mañana a la tarde vuelvo a Vitoria. Se me han acabado los días libres. –Theo se sentó en el sofá.

–Jo... –me quejé.

–Había pensado que os podíais venir conmigo. A Amets le dan el alta mañana, y la boda de tu hermano es en el País Vasco.

–Está bien. Iremos contigo. ¿Me ayudas a preparar la maleta?

(...)

–Estás guapísima, Noa. –dije cuando bajó del coche, ya que hasta la iglesia, había un camino andando.

Mi hermano y Noa habían decidido casarse en la ermita de San Juan de Gaztelugatxe, en el País Vasco.

Era un lugar precioso

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Era un lugar precioso. Theo agarró mi mano. Izar y Amets ya estaban arriba, junto con el resto de invitados. Nosotros, junto con Nando, que le llevaría al altar, estuvimos esperando a Noa.

–Tranquila. Yo me encargo de que mi hermano no la cague. –dije abrazándole y yendo hacia la ermita con Theo.

La ceremonia transcurrió tranquila. Los gemelos y Mía se comportaron genial y en ese momento, llegó el turno de hablar de Antoine.

–Noa. Todo lo que te voy a decir, es lo que te digo día a día. Te quiero. Te quiero como el primer día. Cuando te conocí, supe que eras la mujer que iba a estar a mi lado para toda mi vida. Porque me da igual lo cabezona que seas, estaré ahí para hacerte cambiar de opinión o para apoyarte cuando tengas razón, que la tienes muchas veces, pero bueno. –todo el mundo rió. –Te quiero. Quiero despertarme siempre a tu lado. Quiero ver crecer a nuestros niños junto a ti. Quiero ser tu otra mitad. Quiero ser, simplemente quiero ser, a tu lado.

Noa lloraba y Antoine le besó levemente. Theo me acercó a él y susurró a mi oido.

–Nosotros somos los siguientes.

Le sonreí y le di un leve beso. Después me toco hablar a mi.

–Solo quiero deciros que no cambieis. Que sois geniales los dos. Que haceis la mejor pareja del mundo. Que me hagais mas sobrinos, que os salen muy guapos. Noa, gracias por hacer feliz a mi hermano. Por ser la mejor cuñada del mundo y por haberme cuidado tantísimo estos años. Gracias por todo. Bueno, ahora me dirijo a ti, hermanito. Sé que no he sido la mejor hermana, ni siquiera sé si he sido buena hermana, pero he hecho todo lo que he podido por serlo. Quiero que estés tan orgulloso de mi como yo lo estoy de ti. Solo quiero verte feliz, y se que con Noa lo vas a ser. Quiero seguir creciendo a tu lado, y aprendiendo de ti, porque tu eres mi guía. Os deseo lo mejor.

Antoine vino hacia mi y me abrazó. Ambos llorabamos, Antoine más que yo.

–Te quiero, petite.

–Y yo a ti, Tití.

(...)

–Uh. Comida. –dijimos Theo y yo cuando nos sentamos en el banquete.

–Tal para cual. –bromeó Luna.

–¿Habéis pensado en casaros? –preguntó Isa.

Negué, pero no vi que gesto hizo Theo.

Después de comer, Noa y Anto comenzaron a bailar. Theo me sacó a la pista y tras un rato bailando, le hizo un gesto a mi hermano. Un foco nos iluminó y Theo se arrodilló.

–Se qué la lié mucho hace un año, pero espero que eso quede en anecdota. ¿Quieres casarte conmigo?

Asentí y me tiré a sus brazos. Mi madre vino llorando a abrazarme.

–Habéis crecido demasiado rápido.

Reí y abracé más fuerte a mi madre.

–Gracias por todo, mamá.

Noa se tiró sobre mi gritando.

–¡Qué te casas! Tenemos que mirar el vestido, y...

–Primero ponemos fecha, y luego vemos. Ahora toca disfrutar de vuestra boda, y de la noche. –le di un codazo.

–Tengo que contarte una cosa. Ven al baño.

Fui con Noa al baño y sacó un test de embarazo del bolso. Daba positivo.

–Lo que he dicho en mi discurso era coña pero esto es genial.

–Al final Anto se ha salido con la suya. –Noa rodó los ojos.

–¿Cuándo se lo vas a decir?

–La voy a envolver en regalo y se la voy a dar.

Reí y salimos del baño.

–Los regalos. –dijo Anto yendo hacia Noa sonriendo como un niño pequeño.

Noa y Antoine abrieron todos los regalos y finalmente, Noa le dio el regalo estrella a Antoine, que gritó de felicidad y besó a Noa con un beso muy largo.

–Luego le habló al bebé. No te voy a levantar ahora la camiseta. –dijo Antoine.

Noa rió y besó a mi hermano. Todo había salido genial.

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⏰ Última actualización: May 03, 2017 ⏰

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