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—Joven Stilinski, no sé si notó que su castigo debió comenzar hace diez minutos ¿dónde estaba? —preguntó un hombre de unos treinta años, su voz cargada de molestia, el ceño completamente fruncido y su nariz arrugada mientras su gafas pastosas se levantaban levemente. Su cabello pelinegro completamente ordenado, una apetitosa piel blanquecina levemente bronceada, un cuerpo delicioso creado a base de ejercicio oculto por aquel molesto traje, unos fuertes ojos verdes decorados por aquellas gafas pastosas que lo hacían ver tan endemoniadamente atractivo. A nadie le sorprendía que aquel hombre fuera la fantasía sexual de algunas alumnas o alumnos.

El chiquillo que había ingresado al salón bufó. La piel lechosa cubierta de algunos lunares, ojos cafés, cuerpo perfecto y una sonrisa presumida; atractivo. El chico, removiendo un poco su cabello castaño, y caminando de manera arrogante a una silla cualquiera dejó caer su mochila, antes de tomar asiento le alzó una ceja al hombre, respondiendo en tono desinteresado.

—Salí a fumar un cigarrillo. —tomó asiento en la silla de madera clara y subió ambos pies a la mesa del mismo material, decorada por garabatos hecho en lápiz tinta. Observó sin pudor el cuerpo de su profesor, relamiéndose los labios descaradamente al fijar su vista en el leve bulto que ocultaba aquel pantalón de vestir— Me quita el estrés luego de otro mierdoso día en esta cárcel adolescente —añadió, elevando la vista y conectándola con aquellos ojos verdes tan candentes.

—Le recuerdo que este es un establecimiento en donde el consumo de tabaco está extrictamente prohibido —masculló furioso el profesor, cerrando de un portazo la puerta del salón y rompiendo el contacto visual.

—Oh vamos Derek. Como si no lo supiera ya, el mismo viejo dueño de esta prisión me lo ha dicho millones de veces —se carcajeó el castaño observándolo.

—No me tutee joven —exigió el pelinegro tomando asiento en la silla correspondiente frente a su escritorio—. Nunca lograré entender el cómo puede seguir en esta prestigiosa escuela con tal comportamiento tan...

—¿Inapropiado? ¿inaceptable? ¿indigno? Ya me lo han preguntado antes —le interrumpió Stiles rodando los ojos y sacando su móvil—. Responderé tu duda, Derek. Y es que mis calificaciones son perfecta y sinceras, mi padre es uno de los abogados más influyentes a nivel mundial y sé que si me echan de esta "prestigiosa" —el castaño hizo las comillas aún con su móvil en la mano y prosiguió—. escuela por mi comportamiento, mi padre tirará abajo esta cárcel con una buena demanda, tú te quedarás sin trabajo y tu padre con las deudas hasta el cuello ¿o me equivoco Der?

El pelinegro le lanzó una mirada bañada en desdén, apretando la mandíbula y aguantando las ganas de golpear la cara del chico que le sonreía de manera burlesca.

—¿se puede saber cómo usted sabe de la situación de mi padre? —preguntó en un gruñido el hombre de gafas.

—Demasiadas preguntas por hoy —concluyó.

Stiles se colocó sus audífonos, dándole play a la canción que había dejado a medias antes de entrar al salón. Se acomodó en la silla, y comenzó a observar atentamente a su profesor, quien por lo visto corregía algunos exámenes; su ceño estaba fruncido, sus labios en una línea y su mandíbula tensa al igual que su cuerpo.

Por la cabeza del pelinegro cruzó una idea vaga y candente, mientras la canción R U Mine? salía de sus auriculares. Mordisqueó su labio inferior mientras se imaginaba siendo penetrado por el hombre frente a él. Quería que su trasero fuera tocado por aquellas grandes y fuertes manos mientras gemía por la fuerza de las estocadas, en esos momentos anhelaba poder sentir el miembro de Derek en su interior mientras este lo masturbaba y él se aferraba a la ancha espalda de su sexy profesor dejando finas marcas rojas en aquella zona por sus cortas uñas.

Caer en la tentación |Sterek| O.SDonde viven las historias. Descúbrelo ahora