-¿Sabes? Te conozco. Aunque tú digas que no necesitas nada, la verdad es que quieres un poco de cariño por parte de alguien y yo te puedo dar eso, yo te puedo querer tanto como tú desees, así que por favor deja de mentirme y acepta.
-¡Bien hecho, Len! Definitivamente eres muy bueno actuando. -me felicitó la Directora de actuación.
-¡Gracias! Si me disculpa, me tengo que ir. -me despedí
Salí del departamento de actuación y corrí a tomar el bus, cuando ya estaba cerca de la parada más cercana vi una tienda de flores; entré en ella y compré un ramo de rosas variadas entre rojas y blancas. Salí de la tienda y seguí mi rumbo. Una vez que llegué a la parada saqué mi celular y revisé la hora, 14:36.
-Espero llegar en menos de una hora. -susurré para mí mismo.
Media hora después bajé del bus y corrí hacia el hospital, entré en él, me dirigí directamente a la habitación 239 sin autorización alguna. Abrí la puerta y vi a Rin, ella estaba observando el paisaje que estaba afuera de la ventana, se encontraba sentada en una camilla.
Después de notar mi presencia volteó su vista a mí; al verme, una gran sonrisa se posó en sus labios.
-Pensé que no vendrías. -dijo con su dulce voz.
-Hoy no podía faltar, después de todo hoy es tu cumpleaños y tenía que celebrarlo contigo -aclaré y me acerqué a ella. -. Toma es mi primer obsequio para ti. -dicho esto, le entregué el presente, las rosas.
-Gracias, no te hubieras molestado.
-No es nada, ¿quieres ir a la azotea? -pregunté, ella sólo asintió.
La ayudé a sentarse en la silla de ruedas y la llevé a la azotea. En la solana se encontraba una mesa, con dos sillones a sus lados y varios postres, eran para nosotros. Habían muchos dulces, pero yo sabía que a Rin solo le encantaba uno en especial, el flan con miel. Había arreglado la azotea para este día, junto a las barandillas, habían macetas con flores de gardenias, en el piso estaban esparcidos algunos pétalos de rosas rojas.
-¿Este es el segundo obsequio? -preguntó mirándome a los ojos con una hermosa sonrisa.
-Sí, espero que este te haya gustado.
-Me encanta. -dijo y la llevé hacia la mesa para que pudiera saborear los postres.
Cuando terminamos de comer eran las 16:43. Ya era hora de ir a dejarla a su cuarto. Miré el atardecer por última vez en el día.
-Antes de que me vayas a dejar a mi habitación te quiero dar un regalo. -me dijo sonriendo.
Me tomó de la camisa e hizo que me arrodillara, luego acercó su cara a la mía y finalmente unió nuestros labios. Sentí que ni la belleza del atardecer igualaba ese momento.
Luego la dejé en su habitación y fui a mi casa, terminé mi día con un dulce sabor a miel.
★★★★El MMD lo hizo: paulisosa muchas gracias <3