La oscura mancha se escurrió bajo la puerta avanzando lentamente como una impávida sombra que vaga libremente sin la esclavitud de su amo. El demonio del sueño rondaba en mi habitáculo, mas esta vez no me había dejado vencer.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
La noche se precipitaba encima nuestro mientras que de aquella mordaz sombra amorfa comenzaba a emerger una silueta.
Un gato.
Negro y grotesco como tal.
Morbosamente deforme.
Pero era innegable que aquella sombra había transmutado su silueta para emular aquel repugnante gato. Sus ojos asimétricos me observaban fijamente. Parecían casi ojos humanos, o por lo menos irradiaban un atisbo de humanidad tras su horrenda deformidad.
Negros y profundos como tal.
Parecían esconder tras de sí una sabiduría absoluta.
Su sombría anatomía era diminuta, en contraste con su presencia que no era menos que abrumadora. Absorto por la soberanía que inspiraba aquella malévola visita nocturna, me vi obligado a arrodillarme para reverenciar su absoluto poder.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Aquel... ente -no podría llamarlo de otra manera- se acercó hacia mí y comenzó a regurgitar hasta vaciar completamente su estómago. El fluido era mayormente rojo carmesí, tornábase morado y verduzco también. Viscoso y fétido como cualquier fluido corporal descompuesto.
Mi alegría se acrecentó cuando me permitió alimentarme del producto de sus fauces.
Repugnante y obsceno como tal.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.