Onírico (boyxboy)

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Estaba sentado en una mesa de la pizzería junto a mis dos mejores amigas, Camila y Paula. Me sentía un poco cansado sin saber con certeza por qué, menos entusiasmado por la rica pizza que estabamos comiendo que como debería estarlo. Camila y Paula están sentadas en frente mío en esas típicas mesas pegadas a la pared y con un solo gran asiento acolchado, yo estaba sentado solo en el asiento de en frente. Paula dice que va al baño mientras se escusa para pararse, en medio de toda esa monotonía se acerca un chico, de estatura mediana, muy rubio y con lo que yo siempre he llamado como "cara de maldad", ese tipo de chico que está siempre con una sonrisa algo traviesa y esos movimientos rápidos y ágiles, todo lo contrario a lo que soy yo. Saludó a Camilia muy amistosamente y le dio un beso en la mejilla, ella le dijo que se sentara junto a ella, bastante desganado le tendí la mano para saludarlo y le dí un apretón corto de menos de dos segundos, la sorpresa fue que al soltar la mano el siguió sujetando la mía, y me consterné, lo miré con cara de "oye basta" pero siguió, su mano me agarraba con firmeza pero suavedad, estaba muy desconfiado pensando que me haría una broma o un "gracioso" truco tal como su cara de travieso inmaduro me provocaba, mientras continuaba como un hechizo comenzé a sumirme en un aire mágico pero pesado, me empezé a nublar un poco, sentí mariposas y empezé a sujetar su mano yo igual. Camila y él se cruzaron un par de palabras que no pude escuchar, principalmente por el ruido del local pero también por lo abrumado que estaba. En ese momento me soltó y se paró, la verdad no tengo claro cuanto tiempo estubimos sujetados de la mano, pero calculo que debe haber sido casi un minuto completo. Volví a mi estado anterior de lentitud y monotonía, cuando se detuvo y me dijo "ven conmigo", y dejando ver una vez más su desconfiable pero cautivante sonrisa movió su cabeza diciéndome vamos, me negué, especialmente por que seguía temiendo caer en alguna broma o truco y quedar sin dignidad y mi corazón despedazado, pero Camila también me sonrió y me hizo un gesto para que fuera. 

Caminamos un poco y entró a un galpón, lo seguí. Por dentro era una cancha de básquetbol, donde nos sentamos un rato en las vacías graderías. El silencio sepulcrar del lugar no hacía más que volverme loco con él al lado. Era realmente lindo, su sonrisa traviesa me provocaba algo tan intenso que no puedo describir con palabras.

Puso su cabeza sobre mi hombro y me preguntó si quería jugar un rato al básquetbol.

Que pesadilla, yo nunca he sido bueno en los deportes, pero debí asentir con temor a decepcionarlo.

Así que fuimos por un pasillo vacío y viejo, y nos sentamos nuevamente en un escalón lleno de polvo, sus ojos eran tan maravillosos que me sonrojé y trate de ocultarlo dándole la espalda. Pareció no darse cuenta y continuamos sentados unos minutos más hasta que no pude resistir a mirar sus ojos nuevamente, ahora el también me miraba, y casi sin pestañar comenzé a contar los colores en sus pupilas, más cerca y más cerca, que como por efecto de magnetismo nuestros labios terminaron por juntarse. Me abrumé completamente, ¿lo estaba besando?! Continuamos así un rato, todo era hermoso, pude tocar su cabello mientras el me acariciaba mi mano que estaba apoyada arriba del escalón para no ceder por la gravedad e irma hacia atrás. Fue mágico, hermoso y realmente onírico, como un sueño que nunca debió terminar. Pero lo hizo. 

Dejó de mover sus labios y finalmente los separó, abrió los ojos y se paró tranquilamente, se sacudió un poco el pantalón y me miró muy seriamente pero sin ningún sentimiento. Suspiró y se fue. Me sentí el chico más devastado y vacío del universo. Me envolvió esa horrible sencación de al despertarse de un sueño que darías lo que fuera por que fuese real, así mismo se llevo todo mi ser y mi alma.

Onírico (boyxboy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora