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Pude ver como todos me miraban, había una tormenta, pero un rayo de sol hizo que sonriera...
Mírenla sonreír, ha estado desde el comienzo, su cabello es rizado y su rostro blanco, en sus grandes ojos marrones se asoman unas lagrimas saladas, el pequeño que está a su lado me recuerda a alguien, las gotas caen en su rostro, el niño muestra sus pequeños dientes.
Ahora ella le da un abrazo, y él creció un poco más, la mujer le dice adiós, pero él no voltea, en cuanto va corriendo él crece y crece, hasta que se detiene el tiempo.
Una chica de piel oscura lo observa del otro lado, es hermosa, sus ojos color miel, su gran sonrisa que detiene a todo el mundo, el niño que ahora es un joven le toma la mano y le da una vuelta, ahora está embarazada, la sostiene entre sus brazos, tomándola del vientre, donde se encuentra el bebé, extiende los brazos y una pequeña le toma el dedo, es su hija, ahora él la ve crecer.
Veo que me estoy desapareciendo, mis colores ya casi no se distinguen, un ave pasó a mi lado, me canta una melodía mientras vuela cerca de mí, me hace sentir calma, la lluvia se detiene; todos me dejan de mirar, ahora la pequeña niña que me recuerda a la mirada de la primer mujer que me vio, me sigue observando; una lagrima recorre su mejilla que parece una manzana, entonces con lo poco que queda de mi la envuelvo, y puedo escuchar su corazón, que late al son de una canción tranquila, escucho las olas del mar, el aire recorrer por los dos, y le ofrezco lo último de mi calor, dándole lo último de mi corazón, de mi amor, mis colores ya no se ven, no me duele irme, y lo último que escucho es:
"Adiós papi".
FIN.
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