Tener alas, juntas...

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Teniendo claro el hecho de que tengo vértigo, de que me estaba muriendo por la turbulencia del avión y muchas otras pequeñas razones que mencionaré a continuación quiero decirte que aún así me gustaría que volaramos juntas... Te divertirias mucho al ver mis reacciones. Pero ¿sabes qué? Tu serás ese calmante que la gente se toma para subir al avión. Tal vez la turbulencia se sienta menos si te tengo a mi lado, leyendo esas revistas que ponen en los aviones o escuchando música, o no, mejor viendo las nubes... Dios, eso sí ea hermoso, aunque hay algo gracioso en esa parte.

Amo ver las nubes, de arriba es tan hermoso, tan diferente. Al comenzar a subir sentí como casi podía alcanzar a tocar las nubes, de no ser por la ventanilla del avión. Luego estando arriba de ellas se veían demasiado hermosas, eran como cotufas, muy perfectas y bien definidas. A algunas les conseguía otras formas... Te puedo asegurar que vi un unicornio ahí, estoy muy segura. Habían otras nubes que parecían una capa de hojaldre,  muy planas y tan perfectas que parecía el mismísimo suelo el en cielo, no es muy lógico, pero tampoco lo es ver un unicornio en el cielo.

Dicen que los aviones van a una velocidad extraordinaria, y que son los transportes con más velocidad. En el cielo eso no se ve, es como estar en cámara lenta... Te permite observar con tanto detalle cada pedazo de nube, cada luz que se refleja. Estando más cerca del suelo se empiezan a ver los pedazos verdes, esos que se ven en las fotos divididos y parecen muchos cuadros. Bueno así se ven y es muy cool; se ven las grandes curvas de carreteras y muy bien definidas cada línea. Que estando en tierra eso no se ve.

Ahora, lo gracioso de todo esto es,  "mi vértigo"... Si, disfrute cada vista y casi muero en el intento. Los despegues son lo peor, sentir ese enorme vacío en mi barriga cuando las ruedas del avión se separan del suelo es como para quedar en coma o tal vez desmayarme. Lo bueno es, que salí con vida de ese avión. Pero valió la pena, podía pensar mucho en ti con esos grandes paisajes que las personas que solo tienen las vista desde el suelo no logran ver.

¿Te había dicho que mi abuela fue aeromoza?

Podía imaginarla vestida como las que estaban ahí. Con esas faldas pegadas hasta la rodilla y esas camisas elegantes. Y ese pañuelo de color... Me daba mucha ilusión esos pensamientos,  recodar su voz e imaginarla dando indicaciones. Recuerdo esas historias que contaba de como se veía desde arriba todo, ahora la entiendo. Me llenaba de ilusión.

No quiero dejar de volar, es bellísima y ¿te digo algo? Quiero que vueles conmigo... Vamos, tengamos alas juntas por lo que reste de nuestros momentos. Yo lo deseo. ¿Y tu?

Lo que escribí para ti. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora