Único capítulo

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En el cielo azul y en el aire puro una esfera de luz apareció, dirigiéndose con gran velocidad a una pequeña aldea, con campos de cultivo. Al llegar frente a una cabaña a lado de las inmensas escaleras que conducían a un tumba, aquella luz se trasformó en un joven de cabello blanco con una armadura resistente, tenía una luna en su frente y su mirada era impasible. Se aproximó a la cabaña, abriendo la cortina, encontrándose con la razón de su visita. Adentro estaba una anciana, sentada alrededor de la fogata interior que había, cerca de ella se encontraba una sacerdotisa, y más atrás una chica de 15 años jugando con dos niñas de 5 años.

-¡Señor Sesshomaru!-exclamó la muchacha

-Hola Rin

-Señor Sesshomaru, ¿cómo está?-preguntó acercándose al demonio

-Bien, te traje esto- dijo Sesshomaru y le entregó una tela hermosa y además una réplica de la ya perdida perla de shikon, últimamente había un montón de esas, y por casualidad Seshomaru se lo había encontrado

-Rin me tengo que marchar-anunció

- No se vaya tan rápido señor, quédese un rato más, ya casi es hora de almorzar

-Es verdad, Sesshomaru, ¿por qué no te quedas?-dijo la sacerdotisa poniéndose de pie-InuYasha no tarda en regresar, no les haría mal convivir un poco más como hermanos

-No gracias- dijo frío- Rin vendré otro día

-Sí- dijo ella triste, se había acostumbrado a no reprochar mucho las órdenes de su señor

Sesshomaru mostró algo de preocupación-¿Estás feliz aquí?- le preguntó

Rin asintió- pero quisiera ir con usted

-Por ahora es mejor que vivas aquí, con los humanos, ya llegara el momento, ahora si me retiro

Y sin más salió, esta vez elevándose en el cielo

-El señor Sesshomaru es muy amable conmigo, pero quisiera que se quedara un tiempo aquí-comentó con tristeza

-Él es un demonio muy orgulloso, no quiere demostrar lo mucho que ha cambiado con el tiempo-dijo Kagome acercándose a Rin, pero en medio camino tuvo que sostenerse de la pared para evitar caer

-¡Kagome, ¿te encuentras bien?!- preguntó Kaede yendo hacia ella.

-Sí, solo me maree un poco-dijo sosteniéndose de la anciana

-¡Kagome has estado así los últimos tres meses!-dijo Rin alegre

-¿Por qué estás contenta Rin?-preguntó Kagome sentándose de nuevo alrededor de la fogata

-Porque Sango estaba así también cuando tuvo a las gemelas-insinuó

-¿Quieres decir que...?

-Te lo pensaba decir, cuando InuYasha estuviera presente...-dijo Kaede- pero ahora solo me queda confirmarlo. Está embarazada Kagome-dijo dedicándole una sonrisa- tienes que decirle al padre, estoy segura que le gustará la idea.

Kagome asintió, justo en el momento entró InuYasha, junto con Miroku, Sango y el hijo de ellos, que tenía ya 3 años

-Hola muchachos-saludo Kaede

Los recién llegados saludaron y se sentaron cansados. Las pequeñas gemelas corrieron hacia InuYasha

-¡Tío Inu! ¡Tío Inu!-gritaron, Inuyasha mostró un rostro asustado porque sabía lo que acarreaba eso. Las pequeñas subieron a él y comenzaron a jugar con sus orejas. InuYasha había aprendido a no reclamar sino quería que Ahome le dijera "abajo". Además Sango se encargaba de auxiliarlo después de un rato

Un acontecimiento feudalmente hermosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora