Vergüenza 2/3

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El joven Park, con todo y sus nervios a flor de piel hizo un sonido con la garganta animándose así mismo, no quería ser cobarde, si no que quería demostrar que era un total experto en besos porque vamos, por algo era tan popular en su escuela, ¿No?. Tenía claro lo que tenía que hacer, posar sus labios con otros y separarse, recibir dinero y adiós.

—¡En orden por favor!—. Una voz lo sacó de su ensoñación, Jin, su amigo y casi hermano estaba acariciando su espalda de arriba hacia abajo con una sonrisa casi materna. Le daba apoyo pues el sabía de su situación “virginal", por lo tanto, le daba pena la situación tan opresiva la cual vivía su compañero.

El ambiente climático no ayudaba mucho, ese frío clima de invierno azotando la ciudad le hacía erizar la piel desde la punta de sus pies hasta el último cabello, aún teniendo ese gran suéter rosa un poco grande para su pequeño torso y grande de las mangas.

Con detenimiento, sus ojos comenzaron a analizar a cada persona donde se encontraba en un grupo determinado en la fila. Empezó desde el frente.

Unas cuatro chicas populares por ser juguetitos baratos de los jugadores de fútbol, estaban emocionadas hasta el punto de fangirleo extremo. Hablaban y miraban a Jimin de una forma extraña, como si se tratara de un bebé a quien querían apretarle las mejillas y luego violarle. Entre tantas miradas, a Jimin le dio mala espina, por lo que ignorando aquel molesto sentimiento pasó al siguiente grupo.

Más atrás estaban los chicos “normales" algunos inteligentes sin llegar a ser populares, otros siguiendo el juego de reto para demostrar que no sentían asco por ningún hombre. Luego estaban los chicos populares, quienes hacían chistes malos y uno veía a Jimin de forma coqueta. El rubio los reconoció.

NamJoon, el líder, quien platicaba con otro “sub líder", Yoongi. Esos estúpidos títulos que no servían para nada pero ahí estaban, simplemente se creían lo mejor de todo el instituto. Para Jimin le era tan extraño todo, tenía conciencia de que aquel chico de piel blanquecina era heterosexual y que ni loco se metería con el menor. Por otra parte estaba NamJoon, novio de su amigo Jin, sabía que aquel moreno se negaría rotundamente a besarle y probablemente sólo acompañe a sus amigos hasta llegar a su novio o simplemente le regalaría dinero como un método de apoyo.

Luego estaba Hoseok, que cuando Jimin lo miró, le mandó un beso al aire haciéndolo sonrojar pero sin apartar la mirada. Taehyung, otro miembro del grupo le dio un pequeño manotazo en el hombro de Hoseok mirándole receloso.

Jimin bajó instintivamente la cabeza, estaba intimidado con tanto alboroto.

El último chico en la fila se trataba nada más y nada menos que de Jungkook, otro joven de tercer año codiciado por ambos géneros, apartado de la vida en general y bueno en los deportes. Jugaba con su celular al parecer un juego descargado, restándole el hecho de que le daría un beso a una persona desconocida.

—Jimin, es el momento o se hará tarde—. Jin le acarició el cabello rápidamente y gritó alto para llamar la atención del público —. ¡El puesto de besos de Park Jimin ha comenzado!—. Todos comenzaron a aplaudir y eso solo aumentó sus nervios.

Para Jimin no estaba bien, claro que no, su corazón latía fuerte, demasiado fuerte hasta el punto de querer ir al baño. Apretaba sus piernas para no hacerse ahí mismo y pasar a ser la burla de todos.

Miró al frente de la fila, había llegado la hora de su trabajo, y comenzaría con la chica más perra de todas. Una castaña lo miraba coqueta y sin pizca de decencia. Se acercó y tomó la barbilla de Jimin controladoramente acercándolo más a su boca con labial morado.

Jimin, por instinto cerró fuertemente los ojos y apretó los labios quedando estos temblorosos. Parecía un pequeño niño indefenso a quien con cualquier toque en el cuerpo corromperían.

Un segundo, dos segundos, tres segundos eran contados desde los dedos del rubio sobre la mesa de madera, esperando aquel asqueroso beso, pero se rindió al no sentir la mano de la castaña sobre su barbilla.

Abrió los ojos de un golpe y socarronamente la chica rió en su cara, sacó un billete de su bolso y lo depositó burlonamente en la pequeña caja de colores.

Todos los de la fila soltaron un típico y sonoro “uh" que dejaron a Jimin casi al punto de llorar. Susurraban entre ellos dejando en claro lo que tenían que hacer para poner entre la espada y la pared al pequeño vendedor.

Hipaba silenciosamente cuando todos los de la fila, sin excepción, pasaban sin darle beso pero sí depositando el billete en la caja.

El orgullo del pequeño Park Jimin estaba herido, no sabía el motivo del porque tal cambio drástico hacia su persona. Quizá de cerca era feo y por eso no querían un beso suyo.

Jugaba con las mangas de su suéter, había cubierto la mayor parte de su cabello rubio con la capucha rosa para evitar las vergüenzas.

Sus mejillas ardían a causa de las lágrimas ácidas que eran derramadas amargamente.

Había caído la noche, y en el transcurso de toda la tarde no miró a nadie a los ojos, quedándose en el mismo sitio y con la mirada gacha.

Al parecer había tenido una buena venta, a pesar de no haber hecho nada.

Cerezas | KookMin | ThreeShot Donde viven las historias. Descúbrelo ahora