siete

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Taehyung no se había dado cuenta de lo mucho que el pequeño estaba quebrado, si bien se había hecho una idea en cuanto lo vio en el establecimiento donde trabajaba y al ver su linda sonrisa desparecer un par de horas atrás, no tenía idea hasta que escuchó todo lo que salió de sus bonitos labios y le dolió. Le dolió tanto cada palabra que se decidió por hacer lo que sea, cualquier cosa, para mantener una sonrisa en el bellísimo rostro de Jimin.

Taehyung seguía en el pequeño jardín, estaba pensando en la mejor estrategia para volver a ver a ese pequeño lucero. Finalmente, después de haber derramado unas cuantas lágrimas que se había agolpado en sus ojos impidiéndole ver, lo decidió, buscaría a Jimin en cada escuela de privada que había en Seúl, no le importaba gastar su tiempo si con ello podía lograr su cometido.

—Te devolveré la felicidad e inocencia que nunca debieron quitarte.

Jimin, por su parte, no había ido muy lejos, regresó al parque donde quedó anteriormente con Taehyung. El clima no le ayudó mucho, pues tal como su corazón, el cielo comenzó a llenarse con nubes grises, indicándole que en cualquier momento podría llover, pero no le importaba... no podía llover más que en su corazón.

Se había arrepentido de las palabras que había dicho, su pecho le dolía como un infierno, incluso sentía que no podía respirar, pues la desesperación en su llanto se lo dificultaba.

¿Por qué la vida tenía que ser tan cruel con él? La confesión repentina de Taehyung le había parecido una broma sin gracia y de mal gusto de parte de la vida. ¿Por qué justo cuando estaba más vulnerable?, ¿por qué cuando le costaba tanto confiar en alguien?

Jimin se desplomó, tanto su corazón como sus piernas cayeron con fuerza y no supo qué cosa le había dolido más, pues el concreto mojado y duro había lastimado sus rodillas, pero su corazón rompiéndose en pequeños fragmentos... Jimin sí que supo que le dolió más. 

¿Qué haría Jimin? Todo lo positivo que había pensado anteriormente sobre Taehyung, el amor, las ilusiones, la esperanza... todo eso se había eclipsado por la desesperación de no sentirse lo suficientemente "atractivo", "bonito" o "guapo" para alguien como Taehyung, él no se sentía merecedor ni de una amistad con el pelirrojo.

Jimin quería alejarse de él, porque si se alejaba no le podría hacer daño después, cuando también se diera cuenta del cerdo que era, tal como el resto e incluso él se percibían.

Yoongi se estaba debatiendo fuertemente el qué hacer, realmente le gustaba Jungkook, pero no tenía la fuerza, valor o coraje para luchar por él, pero no era su culpa, sabía bien que Jungkook, a pesar de ser un "marginado", era bastante popular entre los estudiantes, además de sobresaliente y con un carisma que podría enamorar a cualquiera, tal y como le había pasado a Yoongi.

Además él creía que jamás podría gustarle a Jungkook, pero Yoongi no había estado nunca más equivocado.

Jungkook pensaba en él, le gustaba imaginar cómo sería tomarse de las manos, como sería acariciar su cabello, salir con él... incluso se había imaginado besándolo y sus mejillas estaban tan rojas que parecía a punto de explotar, y quizá lo estaba; se sentía explotar cuando se daba cuenta de lo frustrante que era pensar en el mayor y creer que este nunca se iba a fijar en él, porque, ¿quién se fijaría en el marginado que adelanto años por ser demasiado bueno en todo? Definitivamente no alguien tan cool como Yoongi. Y Jungkook se odiaba a sí mismo por pensar de esa forma, quizá si fuese más positivo y alegre, o quizá se decidiera a luchar un poco por el mayor no tendría esos problemas. 

Jungkook pensó en Jimin, él seguramente debía estar en su cita con el chico que le gusta, y él en cambio estaba ahí, lamentándose en su sofá porque estaba tremendamente aburrido ycuando estaba aburrido se ponía a pensar en la infinidad de peros que tenía para decirle a su hyung que gustaba de él. 

—Vaya suerte que tiene Jiminie hyung. —Suspiró, hundiéndose aún más en su pequeña burbuja de miseria. 

Jungkook había estado tan ocupado anteriormente con Yoongi que el estar solo por las tardes le parecía casi agobiante, ¿por qué el mayor había tenido que decirle eso?, ¿por qué se molestaba tanto cuando le mencionaba a Jimin o cuando hablaba de alguien más? Y sobretodo, ¿por qué había mentido sobre ser malo en cálculo? Estaba tan confundido y con tantas dudas que su cabeza comenzó a punzar, no era justo tener tanto tiempo libre. 

Su cabeza le hacía daño cuando estaba sólo. 

  ☁  

Jimin se levantó del suelo y limpió sus lágrimas, tenía que volver a casa o por lo menos salir de ahí, Taehyung podría verlo si decidía salir a tomar aire fresco o algo así y Jimin estaba más que decidido en alejarlo, y si era necesario insultarlo lo haría, incluso si iba en contra de sus principios, porque no quería que lo lastimaran, su corazón no podría soportar confiar en alguien en un modo romántico. 

La forma en que creció surtió efecto hasta que conoció a Taehyung, porque antes de eso, no le había importado las veces que lo habían lastimado, aún así seguía creyendo que la gente seria amable y linda con él, así como lo había sido Jungkook, Jin y Namjoon... pero con el pelirrojo le había pasado algo totalmente distinto, él había creído en sus palabras e incluso se había "atrevido" a gustar de él, pero justo cuando Taehyung le dijo que le gustaba, sintió una punzada enorme en su corazón, y todos sus defectos se hicieron presentes ante sus ojos, quemando en cada parte de su cuerpo, su estomago ligeramente abultado, sus mejillas re gordetas, sus piernas demasiado gruesas para él, sus manos pequeñas y gordas, todo, cada parte de él gritándole que Taehyung era demasiado para él. 

Y Jimin lo creyó. Lo creyó porque era su voz la que se lo decía, esta vez no era un chico que no conocía, una chica o alguien ajeno a él, ni siquiera su papá, era él, Jimin se estaba diciendo a sí mismo lo desagradable que era ante cualquiera y eso le dolió, porque Jimin jamás se había sentido tan inseguro, feo y estúpido... hasta que conoció a Taehyung. 

Corrió, corrió lo más rápido que sus pulmones le permitieron en dirección a casa de Jungkook, necesitaba un poco de consuelo de su - ahora - mejor amigo cuando se detuvo su pecho ardía como el infierno, estaba jadeando y también sentía sus ojos escocer, anunciando la llegada de nuevas lágrimas, sin duda necesitaba un abrazo y algunas palabras reconfortantes y su dongsaeng era el mejor para hacer ambas cosas. 


// normalmente aquí en "ugly" no dejo notas, salvo por los primeros capítulos, pero quiero agradecerles por 1K de vistas, es muy lindo :'3 me alegra saber que les gusta, eso me anima a continuar

mucho amor para ustedes, nos vemos en el próximo capítulo ☼


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