Las chicas juegan revólver en mano.

Año 2060. Pocos han sobrevivido a la tercera Guerra Mundial. La pobreza, el hambre y las injusticias reinan el mundo. Sólo los más privilegiados viven de excesos y fiestas permanentes. 

Después de la Guerra, las pocas mujeres que quedan han pasado a ser una posesión preciada. Los precios por ellas suben cada día. Los pobres secuestran y venden a mujeres, incluidas sus hijas, por algo que llevarse a la boca. Los ricos las compran por diversión. Todas las mujeres que han sido vendidas a grandes compañías viven en Centros donde son educadas para ser las perfectas sirvientas de sus futuros compradores. En grandes subastas, cada sábado las chicas son vendidas por precios estratosféricos y llevadas lejos. Puedes tener suerte. Quizá tu nuevo amo te trate bien. Quizá te dé una cama, ropa y comida. Puede que no tengas tanta suerte y acabes en un harén, maltrata y muerta de hambre; te paseará como un perro, y presumirá de ti delante de otros, mientras estás atada como un triste animal; abusará de ti y de otras tantas. Pero hey, tienes suerte, eres una de las pocas mujeres que quedan en el planeta.

Alicia nunca supo estar callada, ni antes de que su padre la vendiera, ni después de ser llevada al Centro. Cada sábado, intenta espantar a todos los hombres que la quieren comprar. No es la primera vez que ha recibido un buen puñetazo por parte de los corregidores del Centro por malas contestaciones. Pero su suerte se acaba cuando un sábado, un hombre al que parece divertirle su pose, la compra junto con una correa dorada.

Alex conocía a Alicia antes de la Guerra. Su familia es una de las que se ha hecho con el poder mundial. Quiere saber de aquella chiquita de ojos verdes que tan loco lo traía. Cuando se entera que uno de los hombres más ricos la tiene en su casa, no dudará en sacarla de ahí.

Pero, ¿qué pasa cuando un revólver cae en manos de Alicia? Todo el sistema se ve alborotado por una chica que anda en tacones y encaje negro, atacando los Centros y liberando a cada una de las chicas internas junto con una metralleta automática.