Capítulo 1

27 1 3
                                    

- ¡Cogeme el libro del despacho de papá!- le grito a mi hermano, desde el cuarto de baño, mientras me peino mi pelo es sedoso como si no necesitará nada para mantenerse limpio, extremadamente liso y mi piel sin manchas y ojos azules como si se pudiera ver el cielo atravesar de ellos.
- No, hazlo tú.- dice Darío, nos llevamos cinco años y es una relación amor, odio. Esta abajo en el salón.
Con una sonrisa sarcástica le contesto:
- Entonces le diré a mamá lo que hiciste ayer...- y me rio al ver que sube rápidamente suplicándome que no le diga nada a nuestra madre. Mientras ella estaba en el trabajo, había montado​ una reunión con sus amigos, (podéis intuir como estaba la casa cuando llegué).
   Una vez me he acabado de arreglarme, no es mucho ya que no me maquillo, mi piel siempre esta radiante o eso dice mi mejor amiga. Sigo el pasillo hasta la cocina y el salón, la casa es de concepto abierto, como siempre mi padre está preparándose su café para salir corriendo:
   - El secreto está guardado conmigo.- era un hombre alto y de piel blanca con la cabellera pelirroja, Darío había salido a él.
  - Lo sé, pero ahora mismo tenemos prisa nos falta media hora para llegar corriendo a la parada, como siempre.- dije poniendo los ojos en blanco. - ¡Darío, vámonos ya!
    Este mismo apareció por el pasillo con su mochila y los cascos enchufados al móvil donde veía sus series. 
             ..................................

Al cabo de media hora estoy dejando a mi hermano en el bus para el Instituto y yo me voy andando hasta el bachillerato. No me gusta nada que sea artificial y tengo suerte de vivir en un pueblecito rural por que en la ciudad me ahogo con la contaminación de los coches y todo está tan colapsado, se rompe el equilibrio entre nosotros y la tierra, por eso quiero estudiar el medio ambiente y llegar a cambiar todo eso por algo que vuelva la armonía de la tierra y los seres vivos.
Como parece que  estoy hecha para correr por el bosque; sin grandes dificultades y silenciosamente; aprovecho y acorto el camino y así me da tiempo a pararme en una madriguera en la que viven unos zorros a los cuales les traigo comida cada día. Siempre que estoy en el bosque parece que tenga una conexión y soy como otra persona, me libero de todo y  disfruto cantándole y pintándolo, también tengo que admitir que siempre se me ha dado bien las artes. Soy... Como lo llaman... Eso, una niña prodigio pero solo en las artes, ya que soy más lista que inteligente, aunque los notables altos y algún que otro excelente me basta.
Mi madre ha estado orgullosa de mí y es genial poder vivir con gente que me ama, ya que mi familia biológica me dejo a cargo de esta, no me han contando mucho sobre como llegué ni yo he tenido ganas de averiguarlo.
Cuando llego al centro educativo no hay gente, siempre aparezco una hora antes para poder tomarme una té, ya que el café no me gusta,  así mi amiga, Briana, me pone al día sobre los cotilleos de los grupos de nuestro curso. Se nota que ella va a al humanístico para ser periodista. Puede ser muy testaruda y habladora pero es una gran amiga; leal y cariñosa; nunca te fallará y es una suerte ya que hay pocas personas verdaderamente honestas.
Se sienta, tiene el pelo de color rosa y tiene potentes curvas, pega mucho con su carácter que impone como debería ser, aunque es muy baja y en comparación conmigo ( metro ochenta y delgada)
- ¿Como estas mi amor? - se vuelve a levantar y me da un abrazo;es todo un torbellino- No puedo creer que mis padres duden de mí, aunque en cierto modo me da igual, por que cuando llegue el día y sea una de las mejores periodistas... No aceptaré sus disculpas-  y por eso la admiro tanto tiene una fuerza de voluntad increíble nunca duda de si misma, ojalá pudiera decir lo mismo de mí, pero no es el caso.
- No seas así, Briana, sabes que tus padres creen en ti lo que pasa que este trimestre estas un poco dispersa... - la miro pensativa, voy a continuar cuando la camarera, es joven aproximadamente unos dieciocho años, aparece con mi té y su café.
- Aquí tenéis si hay algún problema, no duden en decírmelo.- nos dedica una sonrisa amable pero sus ojos muestran estrés y rápidamente se va a atender a otra mesa.
Por la ventana se ve la otra calle, la puerta del bachillerato y al instante mi mirada se dirige a Athal desde a aquí puedo apreciar su buen cuerpo y la sonrisa tan preciosa que tiene, sus labios son tan carnosos que me pregunto como sería besarlos...
- ¡ Aisha! Te estoy diciendo que piensas sobre...- no llega a acabar la frase y mira en mi misma dirección y se queda con la boca abierta- ¿Cómo te puede gustar él? Si sólo hace que pensar en fiestas, pero no entiendo como saca tan buenas notas. Es un misterio - y se ríe.
Le doy un golopecito en el hombro con el puño y le saco la lengua. Su risa se intensifica y me rio con ella incapaz de negarle nada.
- tienes que conseguir hablar con él sino no vas a llegar a nada. Ni si quiera te saludará, ni te mirará por los pasillos...- me chincha Briana.
- Vale, vale, ya lo he entendido, pero que hago... Me pongo delante de él y me choco con él, haciéndome la despistada, pero a lo mejor ni me ayuda y solo se ríe de mí.- le digo poniendo una sonrisa triste, pero divertida.
- Lo que podrías hacer es sentarte al lado suyo en alguna clase y si os mandan hacer un trabajo en grupo mejor ¿no crees?
- ¡Eres la mejor amiga que alguien podría encontrar!- grito imitando una falsa emoción, mientras ella se ríe.
...
Parece que Athal se a esfumado, me distraigo mirando el edificio que tengo delante, es de ladrillos marrón claro y con una gran puerta de cristal y el bachillerato hace como una U cada lado es un tipo de bachillerato ( Ciencias, humanístico y artístico) de unas dos plantas. No se cuánto tiempo estoy estudiando como tantas otras veces sola, ya que Briana entra antes, y veo pasar alumnos de todo tipo menos a él, donde estará... Bueno estaba aquí así que supongo que estará en las clases. Enchufo mis cascos y me pongo mi música, es suave y me recuerda al bosque, la libertad que siento al andar por allí... Al instante me viene un recuerdo son unos ojos totalmente azules como un trozo de cielo y como si fuera un reflejo me llevo la mano al collar;en forma de hoja hecha de madera con minerales incrustados; lo llevo desde que tengo memoría.
De repente aparto la mano del collar extrañada al ver esos ojos, parecían irreales como en las novelas ficción. Me parece extraño, pero debe de ser una tonteria, y escuchado una voz que me llama. Es mi mejor amigo, que se pasa a saludarme todos los días ya que trabaja en la cafetería y nos hace descuentos lo que pasa que entra más tarde a trabajar y por eso no lo vemos cuando Briana y yo nos tomamos el desayuno.
- ¡Hola, Aisy! - cuando llega le abrazo, me tengo que poner de puntillas ya que es más alto que yo, y eso es mucho decir, pero tiene un carácter igual de grande que Briana.
Cuando le suelto, le revoloteo el pelo castaño no muy largo de color avellana como sus ojos, es una costumbre desde pequeños ya que le gusta ir bien peinado, así que como siempre Adriel se queja.
Nos dirigimos a clase y evito mirar, pero me es imposible, en todas las direcciones intentando localizar a Athal, vamos pasando por los pasillos, color azul pastel y alargados, entre los estudiantes que están en las taquillas o saliendo y entrando de clase, veo a todo el mundo pero a él se lo ha tragado la tierra,  y de mientras intento prestarle atención a Adriel:
- ... Entonces merecen que les castiguen con zanahorias. - me dice, cuando entramos a clase.
- Claro...- digo.- Espera... Zanahorias? - Y Adriel se ríe de mí, mientras se sienta en su asiento que está al lado de la ventana y yo detrás de él.
- Aisha, no se que buscas pero al menos intenta que no se note que no me escuchas- lo dice riéndose así que yo me acerco y le doy un pequeño golpe en la cabeza.
- Quien ríe el último, ríe mejor- y los dos nos reímos.
Al fin lo veo entrar por la puerta, que está al otro lado a los demás estudiantes, y se distribuyen por pequeños claros ha hablar, al instante que voy a desviar la mirada aparece Athal, va mirando el móvil, lo apaga y levanta la vista, nuestras miradas se encuentran un segundo hasta que aparto la mirada.
- No me cae nada bien, no deberías perder el tiempo en esas cosas- dice con fastidio Adriel. Ojalá yo pensará igual que él, pero hay algo en el que lo hace irresistible.-¿ Tú que piensas Aisha?
- En eso tienes razón, pero por eso no tiene por qué ser mala persona.-le saco la lengua.
- Claro...- se ríe
Al cabo de unos minutos vemos a Sofía despedirse de su novia María. En la puerta mientras nosotros entramos. Nos conocimos el año pasado cuando entramos a cursar bachillerato, al principio nos pareció una impertinente, pero como nos tocó hacer un trabajo nos hicimos amigas y luego al presentarsela a Adriel se cayerón genial.
Sofía entra con su melena rubia resaltando de su ropa ajustada negra.
- ¡Sofía!- la llamamos. Ella nos ve y se acerca a nosotros.
- ¿Que tal chicos?- dice sentándose en la silla de al lado. Le contestamos que estamos perfectamente y justo entra el profesor. Y es cuando nos despedimos de Adriel.
Nos pasamos las dos primeras horas cogiendo apuntes sobre el renacimiento. Aunque no veo aparecer a Athal. Y luego nos vamos fuera para encontrarnos con Briana y María.








~~~~~~~~~~~~~~~
Os dejo aquí un aesthetic de los principales personajes:

Aisha:

Briana:

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Briana:

Adriel:

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Adriel:

Adriel:

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Un Cuento De HadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora