El primer día de clases, ese día en el que tienes que dar una buena impresión y mostrar a tus compañeros lo bien que estás después de las vacaciones, mi primer día como estudiante de bachillerato.
Estoy nerviosa mientras me preparo, me intento poner lo más guapa posible que me permiten ponerme mis vaqueros desgastados y mi camiseta de Los juegos del hambre.
En el trayecto en autobús me dedico a mirar a la gente e imaginarme cómo y por qué habrán llegado hasta aquí mientras escucho una de mis canciones favoritas de The Script, sin embargo al bagarme en mi parada los nervios se apoderan de mí al empezar a andar en dirección al instituto que llevo más de dos meses sin ver. Me detengo a unos metros de la puerta, estoy cansada, había estado corriendo todo el camino desde la parada hasta aquí, y el poco aliento que me quedaba y la presión en el pecho no ayudaban a tener el valor de avanzar hasta la entrada.
Cierro los ojos y aprieto los dientes justo antes de pasar por el umbral de la puerta que me deja a la vista el interior del instituto y todos los grupos formados, ando tambaleándome nerviosa buscando a mis amigos. Los encuentro alado de la escalera hablando entre ellos, cuando me acerco me escondo entre las plantas decorativas para darles un susto e intento escuchar de que hablan.
Libros. Están hablando de libros, uno de mis temas favoritos. Salgo estratégicamente de entre las plantas y le doy un susto a Andres.
- Hija de tu madre, me has pegado un susto de muerte - George y Rosa ríen mientras me dan un abrazo.
- ¿Que tal te ha ido todo? - me pregunta George mientras abraso a Andres, aún puedo notar los latidos de su corazón algo acelerados, con una pequeña sonrisa respondo.
- Bastante bien, he conseguido leerme por fin El chico de las estrellas, y tenías razón Rosa es precioso - Rosa sonríe con un aire victorioso- Bueno y que tal - una alarma de incendios me corta en mitad de la frase, ya es la hora. Los cuatro juntos nos dirigimos con el resto de antiguos compañeros a la clase que nos corresponde.
Entramos y nos sentamos. Yo me siento con Rosa pegada a la ventana y André y George se ponen detrás.
Cuando nuestro nuevo tutor entra solo hacen falta unos minutos para que nos haga ponernos de pie para sentarnos por orden de lista. Soy la quinta en sentarme y acto seguido un chico de pelo rubio y ojos aterciopelados se sienta alado mía, va vestido con unos vaqueros con el mismo aspecto de gastados que los míos y una camisa de cuadros azul.
Cuando miro a mí alrededor me doy cuenta de que más de la mitad de mis antiguos compañeros ya no están y que hay un montón de caras nuevas a las que no conozco, mientras investigó quien está del año anterior y quien no, el profesor da comienzo a su diaria presentación y a la organización de todos los horarios y clases que tendremos en este curso.
Cuando terminó de catalogar a mis compañeros empiezo a escuchar atentamente lo que va explicando el profesor mientras miro a mi nuevo compañero de mesa, está absorto en lo que está diciendo nuestro tutor y su mirada apunta a la pizarra y después a su cuaderno y de nuevo a la pizarra, no muestra ningún interés por mí así que me hecho a un lado y busco a Rosa con la mirada.
Esta al otro lado de la clase, y George y Andres al final. Empiezo a mover los brazos con disimulo para que ella me vea, cuando su mirada se cruza con la mía empieza a vocalizar algo, logró entender que se refiere a quién es mí nuevo compañero de mesa y muevo los hombros en respuesta a su pregunta, acto seguido me coloco mirando a la pizarra y comienzo a escribir, mirándole a él por el rabillo del ojo.
- ¿Por que no paras de mirarme? - la voz sale de mi lado izquierdo, al mirarle se gira y nuestras miradas se cruzan, siento como mi cara va subiendo de tono poco a poco hasta que la noto caliente, no sé cómo se a podido dar cuenta de que lo estaba mirando, pero pensar en ello me pone aún más nerviosa y hace que el color de mi cara siga subiendo, me muerdo el labio y me giro para contestarle.
- No te estaba mirando - me maldigo por decir una respuesta tan penosa, sin embargo a el le parece graciosa, una pequeña sonrisa aparece en su cara y se vuelve a girar para mirarme, intento no apartar la mirada para no parecer culpable.
- Tranquila era una broma, no me importa que me mires - abro la boca para volver a decir mi respuesta anterior - bueno que tu mirada se detenga un segundo en mi - ríe, tiene los dientes blancos y unos hoyuelos a cada lado, soy incapaz de mirar más arriba de su nariz por miedo a que vea mi nuevo tono tomate - Soy David - me extiende la mano para que se la de, algo raro ya que nadie hace eso ahora, pero aún así me pongo aún más nerviosa, elevó la mano para dársela y veo cómo tiembla, no entiendo que me pasa, parezco un flan, siento como todo mi cuerpo tiembla y los latidos en mi pecho aún más fuerte, me relajo y pienso que simplemente quiere ser educado así que con todo el valor que tengo le doy la mano con un gran apretón y por fin soy capaz de mirarle a los ojos, nuestras miradas se mantienen fijas los unos en los otros y empiezo a ver cómo se le empieza a poner colorada la cara, ambos reímos y apartamos la mirada, somos tontos pienso, pero el demuestra lo contrario diciéndome - ¿y tú cómo te llamas? - doy un pequeño brinco y aprieto los dientes, cuando le di la mano no le dije mi nombre solo sonreí, por el rabillo del ojo veo que me está mirando, pero soy incapaz de apartar la mirada de mi cuaderno en blanco, sin embargo empiezo a girar la cabeza tranquilamente e intentado parecer normal, esta vez consigo mirar más arriba de su nariz, y capto sus mejillas sonrosadas, una pequeña sonrisa se asoma en mi boca mientras sigo mirando, tiene unos enormes ojos de un color miel, su pelo parece enmarañado y perfecto al mismo tiempo, me vuelvo a dirigir a sus ojos y veo que tiene una ceja levantada, inmediatamente recuerdo la pregunta y le respondo.
- Soy Carolina, y no te estaba mirando a ti, si no a mi amiga que está detrás tuya - me impresionó al acabar la frase, no tenía pensado nada de eso, me temo que la e cagado, ¿por qué me tiene que costar tanto hablar con chicos nuevos?
Aún así el se a estado riendo durante todo lo que e pensado - Vale vale pero no te pongas nerviosa que no pasa nada - notó de nuevo el rubor en mis mejillas - supongo que te gustara leer ¿no?- hace un gesto hacia mi camiseta, la cual yo ya había olvidado totalmente su estampado.
- Si - afirmó orgullosa- leo bastante, ahora me estoy leyendo uno de Chris Pueyo, supongo que no sabrás quién es. ¿Y tú lees?
- Pues acertaste, no sé quién es, pero si leo algo, no soy de pasarme días enteros leyendo un libro, pero alguna que otra hora si- me mira y se reí, seguramente habrá visto mi brillo en los ojos, supongo, no se, al menos eso dice Rosa cuando me entero de que un chico lee, que se me ilumina la mirada, algo raro. Me río de mi propio pensamiento. Mientras que David amena la risa y empieza ganarme con un aire burlón -Apuesto lo que sea a que no sueles ir mucho a fiesta, seguramente eres la típica niña que prefiere quedarse viendo una serie o leyendo un libro, ¿me equivoco?
En estos momentos no se que siento si irá o risa, ambos sentimientos se mezclan en mis palabras:
- Pues yo no soy la típica niña que se queda leyendo todos los viernes por la noche, si que salgo de fiesta para tu información. Y no me llames niña - pienso que me a quedado algo borde pero aún así no me arrepiento. Pero me extraña que el profesor aún no nos haya llamado la atención
- ¿ Y de qué tipo eres?- una risa burlona decora su boca, sin embargo no le contesto, pues el profesor nos está mirando y toda la clase se a callado, el corazón se me sube a la garganta y suplico que nadie piense que está ligando con migo. No el primer día de clases.
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Soy un libro abierto
RomanceCarolina de 16 años conoce a David, un chico con unos gustos parecidos a los de ella. Sus destinos se enredan y acaban viviendo su propia historia. Sin embargo Carolina es incapaz de guardar secretos o reservar sus sentimientos para ella misma, ¿cau...