Ella y yo...

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¿Por qué la vida juega tan sucio? ¿Por qué la felicidad no puede ser compartida? ¿Acaso es obra del destino? O... ¿Sólo es la fortuna de quien es bueno?

— Será que... — Sasuke mordía su labio, lleno de impotencia « Quiero que todo esto termine! » una fresca brisa nocturna movía su cabellera. Estaba sentado sobre el tejado de su vivienda.



Últimamente, el Uchiha estaba más insoportable de lo acostumbrado. Todos los shinobi con los que salía en misiones se daban cuenta de ello. Todos menos el rubio; Naruto era el único que lo trataba como siempre, y era lo que más rabia le daba. Ese estúpido que se hacía llamar "su amigo" y no se daba cuenta de nada! El extraño comportamiento había comenzado hace dos meses y medio. Cuando el dobe, frente a todos en una reunión, le pidió matrimonio a la Hyuga.

¡Obvio que aceptó! Antes de desmayarse...

Una tarde, después de una misión que tuvo con Naruto y un miembro del clan Inuzuka, cuando regresaban a la aldea después de cinco días desesperantes para el shinobi de rastreo, Naruto comenzó una conversación que el azabache quería evitar en todo lo posible. Su corazón no podría soportar esa plática...



— Oi Sasuke! — el Uchiha brincaba de rama en rama de manera arrogante — Tengo algo importante que pedirte, teme! —El azabache ni lo miró; era una pérdida de tiempo. Quería llegar lo antes posible a la aldea. Quedó de ayudar a alguien.

— Sasuke-teme! — Naruto lo alcanzó corriendo y saltando de rama en rama por el bosque. — Quiero que me ayudes en algo importante para Hinata y para mí! —Cada vez que escuchaba a su estúpido rival hablar de Hinata y él en la misma oración, aparecía un extraño dolor en su pecho. Como odiaba sentir eso! Sasuke lo miró de perfil con sus párpados entrecerrados.

— Quiero que seas mi padrino en la boda-ttebayo!

Esa punzada en su pecho creció considerablemente, al punto de que su respiración se detuvo por un minuto completo. Sasuke divisó la entrada de la aldea y desapareció instantáneamente. Naruto quedó en blanco, abandonado junto al otro compañero shinobi en el camino.


— Que bueno verte, Sasuke-kun! — Hinata estaba en el huerto trasero de la mansión Hyuga — Ya regresaron... — ella sonrojó. Eso lo lastimó tanto o más que las palabras del rubio. Sasuke sabía que ella se alegraba por Naruto, no él. 

— Sasuke-kun... ¿no será mejor que vayas a casa y descanses un poco?

Comenta ella mientras cosechaba unas zanahorias.

— Esa misión no era ningún esfuerzo. — respondió molesto, mas ella no lo notó.

Con el tiempo se habían vuelto cercanos y ella lo apreciaba de una manera distinta. No se daba cuenta que le daba un trato diferente. Ya no como un hermano; como siempre hace Naruto. Las veces que se encontraban por casualidad, o cuando Sasuke la visitaba de sorpresa con una tonta excusa que ella se creía. Jamás, nunca dejaba de decirle la misma frase: "Qué bueno verte, Sasuke-kun!" Sin omitir aquella sonrisa que acelera el corazón del Uchiha.

— Si insistes... — iba a cosechar su huerto ese día y él se había ofrecido de una forma muy sutil. Mientras cortaban y metían las hortalizas y verduras en las canastas ella tocó un tema delicado. Sasuke sabía que tarde o temprano sucedería esa conversación. Pero no estaba preparado para ello... Nunca lo estaría.

La venganza terminó en... ¿amor?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora