Cap 2.- Mikaela Shindo.

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Pasaron unos minutos para que el azabache pudiera salir de su encanto con aquel misterioso rubio pues había quedado embobado por su belleza, sacudió su cabeza con suavidad intentando disolver el pequeño sonrojo que se formó en su rostro de sólo ver a aquel joven hombre.

-- Buenas noches.-- fue lo único que pudo articular a los presentes, mientras movía su mano con suavidad y una sonrisa nerviosa salía de sus labios.

Todos sonrieron ante el saludo del menor y de apoco se acercaron para saludarlo cordialmente con un beso en la mejilla, un abrazo o un simple apretón de manos, en la cabeza del pobre adolescente todos hablaban lejos eh incluso se veían borrosos y el único que resaltaba en la multitud era aquel rubio de mirada feroz y semblante serio quien de apoco se acercó al menor.

Cuando menos lo espero ya tenía la mano de aquel misteriosos hombre extendida frente a el junto a una sonrisa cordial que acompañaba su rostro.

--Mi nombre es mikaela Shindo, Es un placer conocer al hijo de mi coronel.--
Esas fueron sus primeras palabras, las primeras que le dirigía al nerviosos azabache que había quedado en blanco.

Unas simples palabras de presentación que habían desatado un caos emocional al menor.

Estaba tan sorprendido por su presentación que incluso tardó unos segundos en poder reaccionar y estrechar su mano con la del contrario,bajo la mirada y su voz tartamudeo

--E-El placer es mío mikaela, mi nombre es Yuichiro..-- atinó a decir hecho un mar de nervios.

Esto lo noto enseguida el mayor, pudo notar como su mano temblaba ligeramente, su rostro estaba rojizo e incluso tartamudeo al hablar, no era la primera vez que alguna chica se ponía tan nerviosa en su presencia lo singular y particular de la situación era que no era cualquier chica era el hijo de su jefe y no sólo eso,no era una chica era un niño, bastante lindo pero chico.

"Con pene"

un escalofrío de repugnancia paso por su espalda de sólo pensar en la posibilidad de acostarse con un hombre, Eso jamás.

Después de todo el era "Mikaela Shindo" tenía el gran honor de declararse como uno de los hombres más mujeriego que pudiese existir, quizá exagera un poco, pero diario traía a una mujer nueva a su cama y no había chica que se resistiera a sus encantos.

"Todas son unas fáciles.."

Era su tan descarado lema y no era secreto su gran potencial con las mujeres, pues todos lo sabían, sus compañeros de copas e incluso algunas mujeres que lo buscaban tan solo para comprobar los rumores.

Tantas mujeres, tantos nombres, tantas pieles que probó que le era casi imposibles poder recordar a la gran mayoría,de chicas que habían estado en su cama, era su adicción más grande las mujeres, pero esto se fue haciendo aburrido incluso para el.

Todo era aburrido, su vida era aburrida así que decidió dejar sus vicios así como cualquiera persona deja el cigarro o el alcohol, el dejaba sus noches de pasión con cientos de mujeres, para pasar a una vida más calmada y "amorosa".

Mikaela tenía el anhelo de encontrar a la mujer perfecta quien le brindará no sólo sexo como las demás, si no que le regalara una estabilidad emocional, que al llegar a casa se encontrará a su amada esposa y sus hijos esperando por el, una vida simple pero llena de amor era gracioso que un hombre como el pensará así pero ese era su sueño, su meta, poder tener una familia de verdad llena de amor, algo de lo cual el careció toda su infancia.

Pero por ahora tenía a la chica perfecta, la que mejor cuadraba en su pequeño sueño, la que ahora era su comprometida y le era fiel, su nombre era Chess Bell una chica hermosa, de complexión delgada, buenas curvas, lindo rostro, cabello y uñas cuidadas, ojos hermosos, sonrisa alegre y sobre todos era cariñosa. Tenían apenas un año de noviazgo y 3 meses de prometidos, aunque las cosas no iban simepre del todo bien mika solía sobrellevarlo, los primeros meses en  dejar su "vicio" por las mujeres fue bastante difícil pues no estaba acostumbrado a eso a lo que llaman "fidelidad" pero pronto se acostumbró descubrió que podía apreciar la belleza de las mujeres sin tocarlas, tan solo se dignaba a verlas de lejos y desquitar su abstinencia con su prometida.

Hoy en día era un hombre fiel, orgulloso estaba de ese gran logro, había unas veces que las chicas eran tan jodidamente insistentes y tentadoras que lo hacían dudar pero terminaba por rechazar cualquier oferta, tenía que seguir con su plan de poderse enamorarse de verdad y Chess era la seleccionada para ser a quien le entregara su corazón..

Lamentablemente para el rubio necio,  en el corazón no se manda y no se puede escoger  a quien amar...

Después de observar unos minutos a aquel chico azabache que lucía tan nervioso terminó por siemplemete suspirar y revolverle el cabello.

--Iré a tomar una copa, nos vemos luego..-- su rostro se tornó pensativo pues no supo como llamarlo pues  no quería ser tan educado o formal, pronto se le ocurrió un apado perfecto para el chiquillo.
--Yuu-chan, espero no te moleste que te llame así.-- sonrió con amplitud, al ver al azabache solo asentir con la cabeza aceptando aquel vergonzoso apodo y agitar su mano a modos de despedida.

Aquel apodo era gracias a que aquel azabache le parecía más una chica que un chico sobretodo por sus reacciones tan tímidas y adorables.

No pudo escuchar más la voz de el hijo de su jefe pues el azabache subió casi corriendo nuevamente a su habitación, tratando de huir de sus sentimientos como todos los adolescentes.

--Espero volver a hablar con el..-- murmuró el intrigado chico rubio mientras sonreí divertido por el tímido chico.

Suspiró y decidió seguir con su noche de diversión, se sentó junto a los demás quienes ya sacaban las cartas para comenzar la partida de póker a la cual no dudo en entrar.

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