Que lindo fue no soñarte, no sentirte, que lindo fue.
Esa fría tarde, me levante como siempre, feliz, sin recordarte. Hablar de tanto sin pensarte, sin soñarte, sin recordar dolor alguno.
Hicimos esas clásicas salidas de amigas, esas que lo curan todo, era demasiado bueno para creerlo.
Te vi, te vi con alguien más, que bella esa chica, sobresalía entre tantas, la admiré desde dentro de ese lugar. Sentí pena, pena por esa bella chica, ella no sabía que le esperaba, si pudiera haber podido decirle lo que le esperaba, volvería y lo haría. Tanto pensarlo me destrozaba, no por ti, por ella, era demasiado buena para transmitirle tanto dolor, nuevamente alguien sufriría.
Porque eres quien derrocha dolor a quien no merece, quien cierra sus ojos y elige al más débil, juraría que pensé una y mil veces en esa frase que me enseñaste "Prefiero un instante de rechazo a una eternidad de incertidumbre", esa frase que recordaba cuando no volvías.
Pequeña chica sin concentimiento que no puede volver, pequeña y bella chica que sufrirá por alguien no debido.
No desconocí posibilidad alguna que algún dia seriamos amigas.
Cuantos pensamientos en milesimas de segundo, pero podría jurar, que si no te hubiera visto con ella, no podría decir lo mismo.
Lo peor de una ruptura es cuando se te agolpan los mejores momentos que habéis pasado juntos, los primeros besos, aquella cosa que hacía con los labios que tanto te gustaba, su manera de sonreír, el ataque de cosquillas, etc. y llena de nostalgia te dices que jamás podrás a volver a amar a otra persona. Es lo más duro, vivir con el recuerdo, sabiendo que nadie ha inventado aún nada para borrar de tu memoria la huella que deja las personas que te dejan.