Perdida, no hay o existe otra palabra que me defina mejor. A mis ya diecinueve años y a punto de terminar mi año de bachillerato en la universidad, no tengo la menor idea de lo que quiero. A esta altura ya debería de tener mis ideas claras pero en lo único que puedo pensar es en sueños.
Ahora bien, no solo soy una persona soñadora, oh no sino también indecisa y torpe, sobre todo cuando se trata de Keegan Beasley. No mentiré, casi todo se trataba de él.
Conocí o más bien vi a Keegan la primera vez que me digne a ir a la biblioteca del campus. Recuerdo que debía entregar un trabajo y como era tan perezosa y olvidadiza (aun lo soy) deje todo para última hora.
Eran casi las doce de la noche cuando me tope con él. Nunca había visto a un chico tan lindo. No, no era el típico chico rubio, de ojos azules y cuerpo de infarto pero a mí me pareció lo mas mono del mundo. Sus ojos cafés, su sonrisa adornada de hoyuelos y su risa fueron lo que más me encanto.
Flashback
Este era uno de los momentos en los cuales odiaba ser tan baja de estatura. La biblioteca estaba por cerrar y yo aun no alcanzaba el estúpido libro. Me dolían los pies de tanto ponerme en puntillas. De seguro y ya tenía moretones. En un último intento volví a elevarme y de nuevo no obtuve ningún resultado, salvo el de caerme de espaldas, para mi suerte la alfombra de la biblioteca logro amortiguar (aunque sea un poco) mi caída. En eso escucho una carcajada
-¿Necesitas ayuda?
Mire a aquel chico a los ojos y me quede muda. Bendito seas color café.
-Que tonto soy, claro que necesitas ayuda.
El chico (cuyo nombre desconocía) me ayudo a ponerme en pie y luego me sonrió de manera amigable. ¡Alerta hoyuelos!
-Mi nombre es Keegan, gusto en conocerte.
-Soy Zoë... gracias por, eh bueno ya sabes.
Me pegue una cachetada mental. Soy una vergüenza para las mujeres de mi generación. El chico sonrió, esta vez algo incomodo por el silencio que se había instalado entre ambos y señalo con su cabeza la estantería de libros frente a nosotros.
-¿Cual es el libro que necesitas?
¿Libro?... ¡ah sí! el condenado libro de historia.
-Ese de ahi, el de la derecha.-le señale con mi dedo.
Keegan alzo su brazo izquierdo (al parecer era zurdo) y en un segundo el libro ya estaba en mis manos. No me había dado cuenta de lo alto que era hasta que alce la vista para agradecerle. Debía medir al menos un metro noventa. Me sentí tan avergonzada de mi metro sesenta, que me fue imposible no ruborizarme.
-Gracias de nuevo, Keegan.
Keegan se encogió de hombros.
-No hay de que.
A continuación giro sobre sus tobillos y desapareció de los estantes.
Fin del flashback
¿Que esperaban, algún detalle sucio?, pues lamento haberlos decepcionado pequeños lectores.
De eso ya han pasado casi dos meses y el problema es que ¡aun me gusta! para este momento ya debería de haberme olvidado de él y para ser honesta creo me estoy volviendo loca. Lo peor es que ni siquiera somos cercanos, lo cual me deja en un lugar peor que la friendzone. Oh Zoë necesitas urgente una intervención, ¡ah! y muchas gomitas.
-Ugh.
-¿Estás bien?
Gire mi rostro hacia mi compañera de cuarto y asiento con la cabeza.
-Sí, solo me dio un calambre es todo.
-Ah bueno.
Olivia Blunt era de todo menos entrometida, razón por la cual era mi amiga. Estudiaba periodismo, lo cual no tenía nada que ver con su personalidad serena y desinteresada, pero que al fin y al cabo le apasionaba.
-Voy a la cafetería, ¿quieres que te traiga algo?
Olivia se encogió de hombros, mientras continuaba en su lectura.
-Lo que sea tu cariño.
Reí.
-Un pie de limón entonces.
Olivia se mordió el labio.
-Mm tentador... ve antes de que se terminen.
Negué con la cabeza y me dirigí en busca de nuestros placeres culpables, para Olivia el pie de limón y para mí un saco de gomitas... o tal vez eso era lo que quería creer.
...
ESTÁS LEYENDO
Zodiaco: Sagitario & Géminis
RomanceElla es sagitario. Él es géminis. Dos polos opuestos por naturaleza. ¿Que sucede cuando dos huracanes chocan? Arrasan y destruyen todo a su alrededor.