Connor está sentado bajo el árbol, escribiendo en su !cuaderno todos sus sueños y aventuras; desde pilotear un avión, hasta aventarse de un paracaídas.
Mily es la amiga de Connor, esa pequeña rubia de ojos azules, siempre acechando al rededor de Connor sonriendo falsamente con su falta de dientes.
Esa tarde Mily se encontraba en la casa de sus abuelos, al ver la hora en el reloj de pared corre por su pequeña mochila y sale de la casa, no sin antes despedirse en su familia.
Al llegar al árbol donde Connor se encuentra de un salto se sienta en el césped húmedo, saca de su pequeña bolsa un par de jugos y le entrega uno a su pequeño amigo.
-Hola, Connor -dice asomándose para ver su cuaderno- ¿que escribes?
-A pero que niña tan curiosa -se ríe Connor acomodando mejor su cabeza en el árbol.
-¿Y si jugamos? -el niño asiente con una pequeña sonrisa- juguemos a que yo soy una princesa y tu el príncipe, ¿vale?
-Vale.
-Ahora vuelvo, voy por mi vestido y corona - dice la niña mientras sale corriendo.
Al cabo de unos minutos llega con una sonrisa caminando como toda una dama.
-Listo, ahora bailemos. -tomo al pequeño de la mano y lo levanto.
Los niños ahora tomados de las manos daban giros pretendiendo bailar, después de unas cuantas vueltas el niño soltó una mano y la hizo girar sobre sus pies.
Ya después de un pequeño tiempo, los dos niños se sentaron bajo el árbol, los dos tomados de la mano.
-Siempre vas a ser mi amigo y nunca te vas a alejar ¿verdad? -dijo Mily con la mejilla apoyada en el hombro de Connor.
-Jamás, lo prometo, por el dedito -dijo levantando su meñique.
La niña entrelazó sus dedos para después soltarlo y abrazarlo.
Esa fue la promesa que los hizo inseparables, pero nunca contaron con la posibilidad de que con el tiempo se alejaran y olvidaran lo que los unió.
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El Único Relato De Cielo
RandomJugamos a que sabemos volar, imaginamos que somos superhéroes, en fin, nos creamos miles de historias. Intentando crear un final feliz, jugando con palabras y escribiendo cuentos que opacan la realidad. Crecemos y nos damos cuenta que lo que escuchá...