LA NOCHE

Capítulo 3. La gran batalla

Al llegar al hospital, Pedro estaba en un mundo donde veía todo negro. No podía sentir nada ni podía moverse. Unos minutos más tarde, la vista de Pedro se nubló. Pedro decidió cerrar los ojos y cuando los volvió a abrir se encontraba en un bosque, arropado por mantas hechas con nenúfares. Cuando despertó, unos hombres estaban rodeándole con unas lanzas no muy avanzadas en su tecnología.
Ellos hablaban un castellano distinto al que hablaba él, pero podía entender palabras que hacía a Pedro que entendiera lo que decían.
Pedro estaba confuso y no sabía como había llegado allí ni que hacía allí.
Pedro dijo: ¿-Cómo he llegado aquí-?
Los hombres se quedaron mirando a el chico y después empezaron a hablar entre ellos en un idioma que esta vez que no entendía.
Uno de ellos. Un hombre de una gran estatura, barba corta y un rostro pálido dijo:
-Tu estar aquí dormido cuando yo ver aquí-.

Uno de ellos tenia un trozo de coco en la mano que usaba como cuenco. El más cercano al chico le ofreció el coco y dijo:

-Beber tú-. -Mejorar pronto-.
El chico le hizo caso ya que no tenía otra cosa que hacer y bebió del cuenco. Cuando lo degustó se dió cuenta de que era agua de coco y tomó toda el agua del mismo. A los pocos minutos empezó a sentirse mejor.

Los hombres le explicaron que era muy peligroso estar por las afueras porque había una tribu de elfos de sangre muy agresiva por los alrededores.

Pedro estuvo unos días ayudando a los hombres a hacer labores de agricultura y ganadería. A la mañana del tercer día, una gran campana sonó de la torre más alta del pueblo. Rápidamente todo el mundo fue al castillo central de la aldea a armarse con cota de mallas y una espada. A Pedro también le ofrecieron una espada para luchar y Pedro la aceptó.

Se formaron rápidamente 2 líneas de guerreros y desde el castillo se posicionaron un batallón de arqueros.

Pedro estaba en la segunda fila. Nunca había estado en una guerra y tenía un poco de miedo, pero él sabía manejar una espada porque hacía softcombat.

Los elfos de Sangre empezaron a avanzar y chocaron contra la primera línea de los hombres.
La segunda línea de los hombres avanzó y Pedro asintió una estocada muy rápida a un elfo cercano.
Ese elfo llevaba un escudo de una piedra extraña resistía al acero que Pedro aprovechó para usar.

Un elfo lanzó un golpe hacia la cabeza de Pedro. El chico pudo cubrirse con su escudo y de ese choque provocó unas chispas que llegaron al suelo. En ese momento, Pedro aprovechó para decapitar de un golpe circular al cuello al elfo. Las chispas provocaron unas llamas que Pedro utilizó para lanzar a los Elfos.
Pedro tomó un escudo de madera de un hombre caído en la batalla, lo prendió de fuego y lo lanzó hacia las líneas enemigas.

Las llamas se corrieron rápidamente entre todos los elfos y el comandante ordenó una retirada. Algunos elfos oscuros murieron en la retirada gracias a el batallón de arqueros posicionados en el castillo. Finalmente, hubo algunos fallecidos del pueblo de los hombres.
Al finalizar los entierros, el hombre que le ofreció el agua fue el que le contó todo lo que pasó con los elfos de sangre.

-Antiguamente, los hombres y los elfos de sangre vivían en paz y armonía y tenían establecidas unas fronteras y unas rutas comerciales. Sin embargo un día, dos mercaderes (uno de cada lugar) encontraron un tesoro con monedas de oro y piedras preciosas de antiguas generaciones. Hubo una lucha entre los 2 mercaderes y solamente quedaron 1 de cada lugar. Los 2 acordaron de que el tesoro sería para la mejor tribu y que se desataría en una intensa guerra.

Los hombres pidieron a Pedro que le enseñase la maestría del fuego. Pedro tomó unas balas de eno y enseñó a hacer antorchas a los habitantes. Desde entonces los hombres estuvieron más protegidos. Una noche, después de la gran fiesta después de la victoria de los hombres ante los elfos de sangre, Pedro fue a descansar a su barracón. Entonces notó lo que notó al principio y no podía moverse ni hablar, Pedro veía todo negro. Entonces decició cerrar los ojos como hizo la otra vez.
A la mañana siguiente los hombres fueron a buscar a Pedro al barracón y Pedro había desaparecido.