Miradas de odio y conciencia

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Un 18 de Mayo, un día como cualquier otro, todos viviendo en la monotonía de la vida, esperando la avenida del 21 de mayo para "el fin de semana largo", pero en este día común, nace la desgracia de la vida de todos, la persona que les va a revolver el mundo. Nazco yo, Valencia Ricardía, al momento de nacer mi padre me agarró con gran desprecio y con una mirada fulminante. Era ver a un padre mirando una hija no deseada, en su mirada sentía su odio hacia mí, ya que ellos no me tuvieron por amor, sino por obligación, ya que mi abuela es una persona de que si una mujer queda embarazada, debe asumir las consecuencias y tener un bebé.
Entonces, mi madre a regañadientes me tuvo de su estrecho vientre. Me miraba con los ojos llorosos, ya que en ese momento no entendía lo que me iba a pasar, al pasar a los brazos de mi padre, me devolvió a la enfermera rápidamente diciendo:-¡Devuélvan a esta horrorosidad por donde ha venido!- dijo gritándo eufóricamente.- Estaba con una mirada de ira, tan penetrante que me puse a llorar, y desde ese momento, no he vuelto a darle la palabra a mi padre.
A la edad de 3 años, vivía con mi abuela, en una casa de situación precaria, con un salón de adobe y un techo de paja. En ese instante, mis padres eran fríos y crueles conmigo, no podía entender el por qué me gritaban, por lo que a menudo me escapaba hacia la casa de mi abuela, para que ella curara las heridas que me dejaban y que secara mis tristes lágrimas. Ella normalmente no estaba en la casa y cuando llegaba encontraba la casa con un perro ladrando, se llamaba "Martínez", en honor a la cantante favorita de mi abuela, que era Melanie Martinez, ya que dice que le ha influenciado mucho en su vida.
A veces, me dedicaba a buscar a mi abuela en donde ella trabajaba, normalmente se encontraba fuera de las pescaderías, agarrando las grandes mallas de pescados y tirándolos al suelo. En el primer momento en el que la fuí a ver, enérgicamente la saludé con una gran sonrisa diciendo: -¡Tita! ¡Tita!- dije corriendo hacia ella.- Al verme, me dijo enojada: -¡¿Qué haces aquí?!, ¡deberías estar con tus padres!.- me había dicho con rabia y por unos segundos apacigüó su mirada, a un  mirada apasible y comprensiva. Sin embargo, por su anterior mirada penetrante, me quedé paralizada mirándola, ella se me trató de acercar para agarrarme de los hombros, pero me eché a correr hacia la casa de mi abuela.
Estaba tan aterrada de su mirada que me tapé con las sábanas y me terminé quedando dormida. A la edad de 5 años, eran mis primeros días en la escuela, era tan feliz, ya que no pude entrar al jardín infantil por mi falta de dinero, pero eso no me importaba, porque igual era "feliz". En el primer día de escuela, creía que iba a ser una vida escolar con muchos amigos, nueva historia que contar y todas esas cosas que a uno se le ocurren cuando entran a la escuela, pero no fué tan feliz, el día fué común, no le importaba a nadie, no me llevaba mal con nadie (o eso creía) y no me interesaba nadie; por lo que no fué muy "llamativa" ni "feliz" mi llegada, estaba conforme de almenos estar sola  y con buenas calificaciones con el cual enorgullecerme.

 En el primer día de escuela, creía que iba a ser una vida escolar con muchos amigos, nueva historia que contar y todas esas cosas que a uno se le ocurren cuando entran a la escuela, pero no fué tan feliz, el día fué común, no le importaba a nadie...

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Tras la tempestad, viene el silencio...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora