CAPITULO 1

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Bien. Todo esta bien. Pensó Lee SungMin cuando caminaba a pasos fuertes y rápidos por un callejón iluminado tenuemente, en la fría noche de Enero.

Te has quedado sin casa y sin dinero. De nuevo.

Todo esta perfecto. Rió a carcajadas negando con la cabeza, mientras jalaba una vieja maleta sucia que contenía todas sus pertenencias, que no eran muchas. Un par de zapatos bajos, tres camisetas transparentes, dos Jeans ajustados, unas cuantas cajetillas de cigarrillos y objetos de higiene.

Se detuvo por el dolor de sus pies, ardían. Se sentó en la helada acera y suspiró de alivio.

  —¿Qué haré ahora?—Susurró para si mismo mientras abría la maleta y sacaba un cigarrillo, llevándoselo a la boca.—Supongo que lo de siempre.—sujeto el encendedor, sonrió quedamente y encendió el cigarrillo.

No había tenido la misma suerte que la mayoría de niños tenían. No había crecido en una casa grande, con dos padres amorosos, amigos para jugar, ni con oportunidad de siquiera ir a la secundaria. No. SungMin no había crecido con nada de eso. Su madre, que era constantemente golpeada por su padre, no hacia más  que estar recostada en ese viejo sofá que olía asqueroso, mirando a la nada. Su padre empezó a abusar de él al cumplir los 11 años. Antes de saber que significaban las palabras  "violación" y "Virginidad". Esa mierda estaba sobrevalorada. Pensó con amargura. La gente la cuida como si se tratase del tesoro mas hermoso que alguien pudiese poseer. Con fervor, se aseguraban de llegar vírgenes al matrimonio. A él no le habían dejado escoger, ni mecho menos conservarla. Empezó a reír nuevamente, inhalando el humo tóxico intensamente. No solo había sido abusado por su padre, sino por cientos de hombres mas.

Si tanto usan mi cuerpo... al menos debería usar el dinero para mi, y no para mi padre, ¿No?. Eso pensó al cumplir 15 años. Escapó de casa para vivir en la calle, un lugar que para él, era mejor. Había sobrevivido con el oficio mas viejo del mundo. Si, era un prostituto. 

A veces tenía muchísima suerte e incluso podía pagar algún hotel para quedarse unos días. Otras veces no tanto, y tenía que trabajar arduamente. No le hacía ningún mal a nadie, no robaba, no mataba, solo hacía lo mejor que podía por sobrevivir. exhaló el humo de sus pulmones.

A los 19 años, creciendo en madurez, amargura y belleza, conoció a Dong Wook, en un prostíbulo de mala muerte. Dong Wook estaba maravillado con la belleza que poseía SungMin, pequeñito, delgado, la piel blanca y suave, los labios carnosos y rosados por naturaleza, la nariz fina y salpicada con unas cuantas pecas. SungMin solo deseaba... que alguien lo quisiera de verdad. Pensó torpemente que ese alguien seria Dong Wook. Sin embargo, al poco tiempo de estar juntos, Dong Wook se había cansado de él, comenzando a pegarle, insultarle y a abusar de él. «Solo eres una puta. Recuerda tu lugar.» Recordó las palabras que le decía cuando protestaba o trataba de hacerlo cuando quería hacerle el amor a la fuerza. Violarle.

Una puta, si, eso es lo que era. Suspiró una vez mas. Tomó el pequeño espejo que guardaba siempre en el bolsillo y observó su rostro. Tenía la nariz roja y los labios secos, el ojo derecho estaba hinchado y alrededor los colores purpúra, azul y rojo resaltaban por la ultima golpiza que le habia dado Dong Wook. Se lo merecía. Dong Wook siempre decía que le pegaba cuando hacía cosas malas, y era verdad.

A veces no le echaba suficiente sal a la comida y Dong Wook le pegaba gravemente por ello. A veces, SungMin salía a comprar algunas cosas sin el permiso de Dong Wook y le pegaba nuevamente. Pero lo merecía, si. Era muy desobediente. 

  «Sabes Min, que nunca te pego sino te lo mereces» Recordó las palabras de su padre cada vez que le golpeaba. Tocó la superficie de su ojo y gimió de dolor, observó un rato más su carita, sus ojos, acompañados de esas pestañas largas y suaves, a pesar de no ser tan grandes, tenían un brillo especial que era difícil de ignorar. « Realmente no soy tan feo. » Pensó cuando tocaba por ultima vez sus labios y guardaba el pequeño espejo.

  « SungMin, eres realmente feo.»  Le había dicho Dong Wook esa noche, después de hacer el amor. «Mira ese cuerpo. Pareces una calavera.» Mencionó tomando sus brazos delgados y pálidos con brusquedad. « Y esa cara, pareces un perro abandonado. » Dijo riendo a carcajadas, luego le dio un puñetazo en el ojo.«Sabes que te lo mereces SungMin, eres demasiado feo. » Dicho eso, en su furia desfrenada, Dong Wook había empecado todas las cosas de SungMin, y lo había tirado a la calle. Así, sin más. Como si fuese cualquier juguete de un niño caprichoso que se ha cansado.

Y ahí estaba SungMin, solo. Bueno, siempre había estado solo. Una lágrima silenciosa caía por su mejilla derecha, la apartó con brusquedad, y se levantó de un salto. Basta de llorar, basta de estar triste.









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⏰ Última actualización: Oct 07, 2021 ⏰

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Crazy On Love [KyuMin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora