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ACTO DOS💫 CAPÍTULODIECISÉIS ALHENA Y EL MUNDIAL DE QUIDDITCH
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A la mañana siguiente, horas antes de que todos despertaran, Alhena ya estaba vestida e incluso había ingerido algunos alimentos. Y ahora que se encontraba escuchando música en el discman que Sirius le había regalado, en la sala de la Madriguera, recién se empezaron a escuchar pasos que resonaban por toda la casa.
—No sé porqué no me sorprende encontrarte aquí —rió a los pies de la escalera—. Buen día, Alhena.
—Buen día, tío Arthur —sonrió.
Prontamente, los pocos pasos que escuchaban dieron paso a un estruendoso resonar de estos mismos, ya que todos los demás se habían levantado. Fred y George bajaban las escaleras mientras reclamaban a su madre porque sus hermanos mayores podían quedarse en la cama.
Alhena rió ante la pereza de todos los presentes, y se disculpó con ellos para ir a escribir a alguien. Y luego de ser constantemente molestada por los gemelos, subió y escribió con una impresionante rapidez a Neville y sus padres contándoles habían llegado bien a la casa de los Weasley y que todo estaba en orden. Luego de llamar a Zenda y decirle que fuera a entregarle la carta a Neville, le dijo que no estaría por un par de días. A lo que la lechuza picoteó su mano de forma amistosa y ella acarició su cabeza.
Cuando Alhena vio que su lechuza desapareció en el cielo, bajó las escaleras para encontrarse con la señora Weasley gritando y agitando su varita como loca.
—¡Accio! ¡Accio! ¡Accio! —fue diciendo, y los caramelos salieron de los lugares más imprevisibles, incluido el forro de la chaqueta de George y el dobladillo de los vaqueros de Fred.
—¡Hemos pasado seis meses desarrollándolos! —le gritó Fred a su madre, cuando ella los tiró.
—¡Ah, una bonita manera de pasar seis meses! —exclamó ella—. ¡No me extraña que no tuvieran mejores notas!
El ambiente estaba tenso cuando se despidieron. La señora Weasley aún tenía el entrecejo fruncido cuando besó en la mejilla a su marido, aunque no tanto como los gemelos, que se pusieron las mochilas a la espalda y salieron sin dirigir ni una palabra a su madre.