Prólogo

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Desde el principio, Abel sabía que ese viaje no debía realizarse,
Trato de buscar apurado en sus bolsillos un teléfono,a sabiendas de que ya no cumplía ninguna función,y que ya estaba hecho trizas,le corría  una gota de sudor frío en la frente,o por lo menos él creía eso.
    
   Ni siquiera distinguía el sabor metálico de su sangre (o saliva) dentro de su boca saliendo a borbotones de quién sabe que golpe en el accidente,su cabeza le latía,mientras buscaba el broche de seguridad para poder al fin ponerse al derecho del mundo,no atino más que a salir,sin ningún éxito,mientras veía a sus hombros el hueco donde antes existía un parabrisas y veía que de a poco se erguia una luz,ni débil ni incandescente,solo eso,luz,  que se tambaleaba y acercaba a toda velocidad,tal fue su desesperación que apoyo totalmente su cuerpo en su asiento y junto a sus dos pies reventó en dos golpes el vidrio de acompañante y salió corriendo a toda velocidad,sin importar si alguno de los dos restantes ocupantes estaba bien,su unico destino era ese,correr,no de un riesgo mecánico de el auto que yacía boca abajo hecho trizas y con el ruido de cinturón desprendido,sino de esa silueta que no sabía si sería quién venía atormentandolo,o bien una ayuda,era preferible no correr riesgos,y perderse en la inmensa vegetación del bosque...

DarknessDonde viven las historias. Descúbrelo ahora