La Culpa

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Dentro del cuarto más sucio, descuidado y desordenado de una morada no muy grande, se escuchaban los golpeteos constantes de un lápiz contra la mesa. Poco a poco el ritmo del golpeteo se iba intensificando, al igual que la brusquedad de los impactos, tal y como el corazón cuando lo ataca la adrenalina, hasta que repentinamente paró en seco, con el crujir de la madera.

Ale soltó un mudo grito de dolor. Majadería. La dolida, tenía astillas en el dedo índice y medio, se levantó de su silla reclinable y se acercó a su buró, donde revolvió con la mano izquierda, la intacta, hasta encontrar unas pinzas metálicas que normalmente utilizaba para las cejas, pero ahora estaban destinadas a sacar pequeños trocitos de madera, con motas de sangre y gotas de dolor. 

Momentos después, ya acabada la dolorosa liberación de sus dedos, Ale estaba sentada de nuevo en su silla, mirando otra vez una hoja en blanco. "Un dibujo, sólo es un dibujo que exprese tus sentimientos, es como siempre los has hecho" pensó la chica. No es que la tarea fuera difícil, sino que eran sus pensamientos los que no se ponían de acuerdo unos con otros. 

—Alejandra, concéntrate —se dijo a si misma mientras cerraba sus ojos—. Mira el papel y deja que fluya, no lo fuerces, solo... —titubeó y por poco rompía a llorar. 

Tomó un lápiz nuevo, ya que el primero estaba roto por sus intentos de conseguir ideas, buscó un sacapuntas, pero lo único que encontró fue una navaja que utilizaba para sacar punta a sus colores de cera. "Esto, podría... no" En su cabeza empezaron a rondar miles de pensamientos más, los cuales descartó, ella por supuesto no quería hacerlo, ¿o sí? Cuando se relajó un poco, cortó la madera del lápiz, dejando una punta. Flexiono los dedos y juntó el grafito con el papel. 

Empezó a trazar algunas líneas. Un momento ¿Qué es lo que estaba haciendo? Ella misma no tenía la respuesta a su pregunta, pero decidió desconectarse y dejar que su mano se moviera con esa libertad que no había sentido hacía mucho tiempo.

La culpa le tintineaba en la cabeza, como una pequeña campanilla, una molesta y ruidosa campanilla. Un martillo que golpe a golpe le destruía la cordura y destrozaba las ganas de seguir adelante. Maldita presión de la sociedad, haber sucumbido fue su peor error, el que encabezaba una larga lista de problemas y erróneas decisiones que la hacía sentir indigna al derecho a la vida. 

Ale se sobresaltó por el ruido lejano de la puerta principal en la planta baja, volteo a ver su reloj de manecillas ubicado junto a su taza de lápices. "Seis treinta y nueve, se supone que deberían llegar en una hora, no ahora" Se levantó y se acercó a su ventana, el viejo coche de su madre estaba aparcado frente al barandal y no en la cochera, lo cual indicaba que su madre iba volver a salir. "Nada de qué preocuparse, quizá solo vino a dejar a Lizeth". Se volvió a su asiento. 

Al sentarse, por primera vez reparó en lo que había dibujado, o bueno, intentado dibujar. Unos ojos vidriosos sobre una sonrisa dentona la observaba desde el papel. ¿Un mono? ¿Porque un mono? No le veía sentido. Además, el mono le estaba saludando con una mano, su aspecto llegaba a ser tierno, su pelaje brillaba y su piel daba la sensación de suavidad y calidez, a primera vista te daban ganas de abrazarlo. Ale se fijó un poco más y reparo en algo, que en ese momento, para ella le proporcionó sentido al dibujo: justo detrás de la cintura del mono, donde se escondía la otra mano, sobresalía una punta. "Esto parece más real ahora" la tristeza le invadía. La existencia del objeto punzo-cortante en el dibujo le proporcionaba a Ale la confirmación de sus pensamientos. El mono parecía amigable e incluso juguetón, pero el arma escondida en su espalda contaba la verdadera historia; el mono en cualquier momento iba a traicionar, iba a dejar salir la verdad, una verdad que para Ale era la más cruel y neta realidad: La amistad no existe, el ser humano es egoísta y en dado tiempo y lugar, te abandonara e incluso te apuñalara por la espalda aquel que se hace llamar amigo. 

AleWhere stories live. Discover now