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Tocaron el timbre y todos los chicos fueron corriendo a alcanzar un buen puesto en la fila del almuerzo.

Pero eso es para mortales, piensa Daniel mientras arregla sus pantalones y camina a paso lento por los pasillos de la escuela en busca de su dúo dinámico.

—¡Es Daniel!

—¡Chicos, es Dan!

—¿Estará buscando a Ong?

—No idiota, seguro va al salón de Lee.

Comentarios como esos, siempre se escuchaban mientras él hacía su camino hacia el salón justo al final del pasillo. Y para cuándo llegó, la puerta ya estaba abierta y Seungwoo estaba esperando por él.

—¡Bro!—, exclama abriendo sus brazos el chiquillo de pelo rosa.

—¡Hey!

Se abrazaron fuertemente al otro;  Seungwoo creía haber escuchado sus huesos sonar por la fuerza pero rápidamente se rieron. —Te extrañé—, menciona Ong una vez las risas calmaron.

—Yo también—; y es que estaban presenciando el primer día de escuela luego de una larga etapa de vacaciones. El último año, meses maravillosos con exámenes del demonio.

El último año donde podrán pasar los descansos juntos.

—Ahora que recuerdo—; Seungwoo escuchó (leyó, nótese aquí) a Daniel en sus chats hablar de este amiguito que se integraba a primer año. —¿No entraba Lee hoy?

Daniel pasó de una expresión alegre a una preocupada. Ong sinceramente creía que el chiquillo nuevo estaba de lo mejor en la fila del almuerzo, porque si, no lo habían visto en todo el día pero lo importante era que el chiquillo se alimentase. O eso le recalcó Seungwoo en vacaciones.

—Tienes razón—, afirma Daniel—; ¿cómo lo pude olvidar?

—¿Crees que ya esté comiendo? ¿Estará aún en la fila? Es muy pequeñito, no podemos dejarlo solo ahora, el almuerzo es Esparta.

En medio de las quejas de Seungwoo en el trayecto, Daniel se detiene en las escaleras, dejando a Seungwoo un poco descompuesto por la repentina acción.

—No te preocupes—, le dice—; Woojin sabe cuidarse, tiene 15 y yo a esa edad estaba dando vueltas alrededor de la escuela sin hacerme daño.

—Claro, como Woojinnie tiene un sentido de la orientación increíble...

Daniel aceleró el paso entre risitas dejándole atrás. Seungwoo creía que era un buen momento para tomarse un respiro y escribir en un regalo que tenía para fin de año hacia el Peachy Boy.

Una libreta más o menos del tamaño de la palma de su mano, rosa y con ese dibujito de durazno al que tanto se parecía Daniel. La portaba tenía letras de un rosa más oscuro citando una frase que lleva en su cabeza desde que compró la bendita libreta.

Peachy's Manual.

Bastante simple. Sip.

—Oh ¿pero qué tenemos aquí?

Oh, Jisung sunbae...

Jisung era uno de los estudiantes graduados de la escuela que había decidido que su vocación se dirigía a la educación pero física. Así que estaba en su práctica universitaria enseñando a los de segundo y tercer año desde este mismo semestre. Debía reconocer que Jisung sunbae cambiaba su idea del profesor de gimnasia típico a uno más mejorado y beneficioso.

No lo dijo Seungwoo pero Kwon Hyunbin de tercer año estaba hasta el suelo arrastrándose por el practicante pero shh, no lo dijo Seungwoo.

—¿Peachy's Manual? ¿Un libro del plan lector?—, indagaba el profesor Yoon como la vieja chismosa que decían que tenía por reputación.

Peachy's manual | OngNielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora