Capítulo 4, Parte 2.

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—De acuerdo —dijo él—. Espera un momento. ¿Dónde estás?

—En mi habitación. Mamá me ha dado la habitación que está al final del pasillo de la tercera planta. ¿Sabes cuál digo?

—Sí. Enseguida voy. Espérame. Y no le digas nada a nadie.

Quince minutos más tarde, él se colocó en la habitación de Kurt. El había apagado la luz por si alguien más iba a visitarlo pensara que estaba dormido. Además, así él no podrá verlo con claridad.

Se sentía idiota y avergonzado. Estaba sentado en la cama en silencio y Blaine se le acercó, frunciendo el ceño.

—Un día más —le dijo—. Puedes hacerlo, Kurt.

—Lo estoy intentando, pero... ¿Y tú? Esto va a destrozar todo tu vida.

—¿Cómo?

—De muchas maneras.

Blaine se sentó en la cama.

—Dime una.

—¿Qué pasa con tu novio?

—¿Qué pasa con él? Ya te dije que no era nada importante.

—¿Qué pasa con el sexo?

—¿Qué pasa?

—¿Qué vas a hacer? Nunca hemos hablado de ello. Son tres años, Blaine, y no espero que tú... ¿Ya sabes?

—¿Pase sin él? —se rió.

—¡Si! —dijo Kurt—. Supongo que no es asunto mío. Lo sé. Y lo siento. No importa. Ni siquiera es lo más importante.

—¿Y qué es lo más importante? —le preguntó él.

—Que no sé si soy capaz de hacer esto.

—Claro que puedes.

—Se supone que el matrimonio ha de significar algo —dijo el—. Siento que me estoy burlando de todo. Tenemos que entrar a la iglesia de mi padre. Él va a pedir nosotros que pronunciemos los votos, que nos hagamos promesas...

—Entonces, ¿quieres olvidarte de todo?

—¡No lo sé! —exclamó—. No sé lo que quiero.

—Bueno, yo sí, y creo que vas a tener que confiar en mí. Son los nervios de última hora. Eso es todo. Tienes que pensar en cuál es tu objetivo. Quieres mantener al bebé. Quieres terminar los estudios y ser capaz de mantenerte tú solo. No quieres que tu familia se escandalice ni que tu padre se preocupe. Solo hay una manera de conseguir eso. Casándote conmigo. Mañana.

—Esto no es un negocio, Blaine. Es mi vida. Nuestras vidas.

—El mismo principio. Tienes una meta, tener a tu hijo, y sabes lo que tienes que hacer para conseguirlo.

—¿Y las mentiras no te importan? ¿Los votos?

El suspiró.

—Sólo son palabras. Este acuerdo es entre tu y yo, y nadie más. Y ambos sabemos muy bien lo que hemos acordado.

—Pero y si... ¿Y si queremos algo más? Quiero decir, ¿y si las cosas cambian con el tiempo?

—Pase lo que pase, lo arreglaremos —dijo él—. Si conoces a alguien más y te quieres ir, lo único que tienes que hacer es decirlo.

—¿Y si tu conoces a alguien?

—Eso no sucederá —dijo él.

—No lo sabes.

Klaine: Una Situación Difícil  ~•Editando•~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora