Primera Parte: Martín

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A cada día, en cada instante, leía y releía una y otra vez el último mensaje de Camila. Sí, tal vez eran dos palabras pequeñas, pero tenían un gran significado para mí. A veces, las cosas más simples son las que tienen un impacto más grande en nuestras vidas-

Después de ese mensaje, Cami no volvió a escribir. Sin embargo, un día me llamó. Y el volver a escuchar su voz hizo que la sintiera más cerca de lo que había estado antes. Fue como si los grandes kilómetros que nos separaban no significaran nada ahora.

-Hola, mi héroe-había dicho ella.

-Hola, mi nena hermosa. Te extrañé-respondí, tratando de no llorar de la emoción-. ¿Cuándo vas a volver?

-Capaz que dentro de poco. Me está yendo algo mal en el cole y la abuela dice que quizá sea porque no me adapté bien y eso. Así que dijo que lo mejor para mí era volver para allá.

La alegría que sentí al escuchar eso fue... No sé, algo así como lo que sentís cuando gana tu equipo o cuando metes un gol pero eso multiplicado por cien.

-Entonces voy a estar contando los minutos.-Escuché la risa de mi nena.

Después de eso, Cami empezó a contarme de cómo le iba en la capital de Inglaterra. Tal parecía que las cosas marchaban bien para ella.

Quisiera decir lo mismo de mí.

Extrañamente desde que Camila se había ido todo se había vuelto una mierda en mi vida. Mie abuela tuvo que ser operada después de haber sufrido una caída, y ahora estaba en un estado delicado. Me habían robado la laptop camino a la facultad (el celular me lo había olvidado en mi casa y de no haber sido así ya sería historia). Incluso mi papá estaba actuando de forma rara porque parecía como si se hubiera olvidado de mí por completo: no estaba en su casa, no atendía mis llamadas y no respondía mis mensajes.

Todo era mejor cuando mi novia estaba cerca de mí.

Sin embargo, lo más doloroso era tener dudas sobre si Camila se había olvidado de mí. Aunque había un 97% que decía que no me olvidaba y que pensaba en mí a cada momento. Pero, ¿qué pasaba con el otro 3%? Sí, claro que el 97 era mucho más grande que ese 3, no obstante lo molesto era que ese número (por más chico que fuese) estuviera ahí. Lo que significaba que yo tenía algo de dudas.

***

Estaba sentado en los bancos del exterior de la facultad. Volví a leer el libro de Un Día Mortal Para Enamorarte 2 (que en realidad se llamaba Sombras Nocturnas: el segundo libro de Un Día Mortal Para enamorarte). A veces era escalofriante cómo las frases del libro encajaban con la historia de Cami y yo. Es como si la escritora hubiera leído nuestras mentes y escrito lo que pensábamos mi nena y yo.

La lectura me había atraído tanto que ni siquiera me di cuenta de que alguien se había sentado al lado mío. No fue hasta que la persona se aclaró la garganta.

-Es bueno ver leer a uno de mis compañeros.-La que habló fue una de las chicas que iba conmigo a la misma clase.

Levanté la mirada y le sonreí.

-¿Qué estás leyendo?-preguntó.

-El segundo libro de Un Día Mortal Para Enamorarte-respondí. Hubiera sido más fácil decir UDMPE, aunque no estaba seguro de que ella lo iba a entender.

-¿Enserio?, ¡amo ese libro! Ya leí los dos y me enamoré de la historia.

Qué gran casualidad encontrarse con una chica que era fan del mismo libro que mi novia también admiraba.

Y Vos No Estás: Una historia de 1000 Whatsapps y Después te AmoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora