Me abrazaste.
Sentí lentamente como tu nariz recorría mi cuello.
Me decías que mi olor era exquisito.
Besaste mi cuello dejando marcas en el.
Susurraste en mi oído "y Yo no soy ni para dos semanas ni para 8 meses, yo soy para toda la vida."
Sonreíste en mi cuello, dejaste el último beso y te fuiste.
Semanas después te vi reír con una chica.
Ella tenía sus piernas en tu falda y le sonreías.
Tú mentira se sintió real.