Prólogo

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-¡Oh!, Es preciosa-. Dice una voz masculina mientras un bebé llora.

-No puedo soportar la idea de abandonarla, por cierto, ¿cómo la llamaremos?-. Dice otra voz, esta vez femenina.

- Alice, la llamaremos Alice-. Responde el hombre.

-Ese nombre me gusta, creo que la define muy bien-. De repente la puerta se abre y un hombre entra en la sala, tenía el pelo corto pero rizado, sus ojos verde esmeralda expresaban impaciencia, era alto y robusto, nada más entrar les dice:

-Alfred, Catrina, ha llegado la hora de irse, coged vuestras cosas y recoged a vuestros hijos, tenemos que irnos, ¡ya!

El hombre les fue guiando por un pasillo que terminaba en una puerta. El pasillo estaba lleno de gente con sus hijos de la mano, la mayoría eran muy pequeños, y los más grandes tenía cara de terror. Tras unos minutos el hombre de la sala abre la puerta, que da a otra sala en la que hay unas cuantas personas esperando. El hombre de la sala entra el primero, se coloca en el centro y dice:
- Hola, me llamo Tyler, yo os diré con que pareja dejaréis a vuestros hijos, estarán a salvo con ellas más que con vosotros.Pasará mucho tiempo hasta que volváis a ver a vuestros hijos, pero tenéis que ser fuertes, aquí no están a salvo y lo sabéis.

Tyler fue asignando una pareja a cada familia, hasta que llegó a Alfred y Catrina Daouson, la pareja que les tocó eran bastante parecidos a ellos: el chico era alto, tenía el pelo castaño corto y liso, y sus ojos eran azules, lo que les diferenciaba era la nariz, que era un poco más achatada, y que era ligeramente más joven, la chica era un poco más baja que Catrina, su pelo rubio brillaba en la habitación, sin embargo sus ojos eran un marrón bastante oscuro.

-Hola, me llamo Catrina y este es mi marido Alfred, estos son: Dina, la mayor; Carla y John, los medianos; y por último pero no menos importante, Alice, la pequeña.

-Hola, yo soy Paul, y mi mujer se llama Lauren.

-Por favor, cuidadlos muy bien, sobre todo a Alice, es todavía muy pequeña, es la que más nos preocupa-. Dice Alfred.

- Tranquilos, vuestros hijos estarán a salvo con nosotros, no os preocupéis-. Le responde Lauren.

- Adiós Dina, Carla, John, Alice, os quiero muchísimo-. Dice Catrina abrazándolos y entre sollozos.

Aunque fue muy difícil para ellos separarse de sus hijos, lo hicieron, pero porque sabían que era lo mejor para ellos.
• • • • • • • • • • • • • • • • • • • • Tyler levantó una trampilla que había en el suelo y les comentó que tenían que bajar unas escaleras, abajo les esperaría el transporte con el que irán a la isla.

- El trayecto será subterráneo, lo vehículos están especialmente diseñados para este recorrido, son totalmente automáticos, no tendréis que hacer nada. Id bajando y montando, yo seré el último, os espero en la isla.

Paul y Lauren bajaron por las escaleras, fue un poco difícil con los niños, tal y como les explicó Tyler, les esperaba un vehículo que se parecía bastante a un coche, no había mucha luz pero se diferenciaban algunos rasgos: era rojo, pero en vez de tener cuatro puertas o dos, tenía una sola arriba, toda ella de cristal, se distinguían seis asientos, pero no estaban rectos, sino inclinados boca arriba. Primero entró Paul con Alice y Dina, después Lauren con Carla y John. Tras cerrar la puerta el vehículo salió disparado a lo largo del túnel.

Ya llevados cinco minutos, el coche fue parando poco a poco, delante se divisaba una fila de vehículos, que, con el tiempo, iban desapareciendo. Estaban ya a tan solo tres vehículos del principio, y pudieron ver una escalera al fondo, justo delante de la escalera había una placa con forma de rectángulo, esta bajaba los coches. Cuando bajaron del vehículo, este bajó como todos los demás. Tras subir la escalera, el aire fresco fue la mejor sensación del mundo, entrecerraron un poco los ojos hasta que se acostumbraron a la luz, la isla era preciosa. Había  un volcán en el medio de la isla, había unas cuantas casas, había huertos, un gran y hermoso río... Por fin todo empezaba a encajar.

Paul y Lauren escogieron una casa que estaba a la derecha del río, tenía unas vistas preciosas.

Hay sería donde empezarán su nueva vida

Los hijos de la islaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora