Año 2601 después del derrocamiento del emperador Yaring IV, señor de la galaxia, la nueva federación va sobre la marcha, los viajes hiperespaciales han mejorado desde la primera vez en 2060 del alzamiento del imperio del emperador Jarlio del primero de su nombre, la nueva federación que empezó después de cinco años de anarquía tiene a un nuevo señor, Carlos de la familia Galeón Rioja, comerciantes.
Archivo 1: Extraído de la biblioteca de la capital.
Archivos de la Tierra: Importación: suministros y bienes lujosos, Exportación: Nula, Población: Quince millones, Tipo de gobierno: Federación.
Mire mi casa, era una casa de pobres, vivíamos del comercio ganábamos lo suficiente para poder vivir y pagar el alquiler, tenia dos hijos, uno pequeño y otro mayor uno llamado Francisco de dieciséis años estaba en la milicia, todavía vivía en casa, aunque hoy estaba en los cuarteles de la milicia descansando y mi hijo pequeño de trece años seguía en los estudios, suspire y me frote los ojos agotado, me mire en el espejo, tenia unos cuarenta años, mi esposa tendría treinta y nueve, pero habia muerto al parir a su segundo hijo, ese día todo fue muy triste, mire a derecha e izquierda, mi hijo pequeño estaba dormido, e iba siendo hora de ir a trabajar:
-Que el Hacedor te proteja hijo mió…y que la luz de Aurial te aleje de las sombras.-Suspire, cogí el maletín y abrí la puerta gracias a un chip que tenia en el reloj, cerré la puerta y me aleje por la acera secundaria, el imperio no estaba nada mal, claramente los ciudadanos no podíamos hacer mucho, pero la republica hacia lo que le salía de los cojones, y eso era molesto, habían prohibido la carretera principal a toda aquella persona que no fuese noble, y si pasaban habia que pagar una multa que costaba un riñón, apreté el puño, y gire por una callejuela, por suerte este barrio era mas seguro que otros, la criminalidad habia subido un quince por ciento en la Tierra, planeta capital, al salir de la callejuela estaba en una plaza, me acerque a la tienda y la abrí.
Me desperté en la cama, eran las ocho de la mañana, iba siendo hora de hacer mi turno, esta vez me tocaba en el barrio de mi padre, y sin duda podría hablar con el y darle un poco de dinero, me levante con una sonrisa en mi rostro y me puse la chaqueta de la milicia, estaba hecha de cuero, y los pantalones eran militares, mire la pistola pero negué con la cabeza y cogí el palo, era como las porras antiguas de la antigua policía, salvo que un solo toque de éste dejaba inconsciente a la gente, abrí la puerta de la habitación y mire el cuartel de la milicia desde dentro, todo era de mármol con alguna bandera de la federación, los milicianos antes de ir a su turno hablaban por el lugar, salude a alguno y salí al cabo de unos minutos del cuartel, desde fuera parecía uno de esos pisos normaluchos y derruidos del imperio, pero las apariencias engañan, la plaza estaba cerca, a unos quince minutos, empecé a bajar los peldaños de las ultimas escaleras e hice un chasquido de dedos, del cielo empezó a bajar una esfera, estas esferas duraban unos veinte minutos y se utilizaban para desplazarse rápidamente por las ciudades, entro en la esfera y al cabo de unos segundos estoy en la plaza, la esfera al haber salido se ensancho y empezó a ascender en el aire, desapareciendo de donde estaba, con una suave explosión de sonido, para poder subir, pero lo único que hacia era un suave pitido durante un minuto. Me acerque a la tienda, la gente se reunía allí, demasiada clientela pensé, la tienda habia ardido y algunos milicianos buscaban a los responsables, me acerque al alto cargo y le dije:
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-¿Qué ha pasado mi capitán? ¿El de la tienda…ha….sobrevivido?
-Me temo que no Francisco, no sabemos quien quemo la tienda, y el comerciante murió entre las llamas.
-¿Quieres decir….que mi….padre ha…muerto?
-Creemos que es una organización criminal que basa su riqueza en aterrorizar a la gente, y tu padre no les habrá pagado.
Contuve mis lágrimas, no podía llorar delante de un alto cargo, repentinamente un ciudadano dijo en voz alta:
-¿Una organización criminal? Por favor, todos sabemos quien ha sido, la federación ya hace lo que quiere, ahora mata a quien quiere.
Los ciudadanos de su alrededor asintieron, y los milicianos no podían hacer nada, tenían derecho a opinar, así que les mandaron a casa y de mientras mire al alto cargo y dije en voz baja:
-Capitán….¿permiso para descansar unos días?
-Permiso aceptado.
Me fui de la plaza, tenia que ir a casa, y cuidar a mi hermano, tenia trece años, pero yo quería protegerlo, era mi hermano pequeño y con la muerte de nuestro padre seria un duro golpe, su hermanito tenia edad para trabajar según la federación, pero todavía sigue con los estudios, mientras pensaba llegue a la casa, abrí la puerta y le explique todo a mi hermano pequeño, y lloramos, nos pusimos de luto durante algunas semanas, perder a mi madre fue duro, pero también lo fue para mi hermano pequeño que no conoció a su madre, y nuestro padre habia muerto y apenas yo tenia dieciséis años:
-William debemos vender la casa, nos iremos a una colonia, pero no debemos estar aquí, todo me recuerda a nuestro padre…
___
Me acerque a mi señor y me arrodille ante el:
-Mi señor, todo marcha según lo planeado, esa familia de comerciantes se ira a la colonia Z, su padre a muerto, todo esta listo para la segunda parte del plan, tu resurgirás de tus cenizas mi señor, y dominaras otra vez la galaxia, mi amo.
-Felicidades…Aprendiz…sigue…así…y…serás…recom…pensado…-la voz era pesada, baja y muy grave.
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Sombras de Tempestoy
Science FictionLa humanidad se ha extendido como un virus arrasando todo lo conocido en el universo, ¿Quienes serán los siguientes? ¿Qué acecha en la oscuridad del espacio?