Emma
Unos golpes a mi puerta causaron que despertara de mi sueño e inmediatamente escuchara la voz ronca e irritada de mi madre por las mañanas.
-¡Emma Johnson levántate y baja a almorzar!-
Bueno al paracer no era tan de mañana.
Me removí entre las sábanas y puse mi almohada en mi cabeza en un intento de dormir unos minutos más pero la voz de mi madre lo interrumpió otra vez.
-¡Y ni pienses en dormir un minuto más señorita!-
Enojada bufé y me incorpore en mi cama y al segundo pude sentir el taladrante dolor de mi cabeza. Aunque he ido a incontables fiestas a lo largo de los años y me he emborrachado en cada una de ellas la resaca seguía estando presente en cada una de las mañanas.
Pero esta se registraba como una de las top 10 peores resacas ya que fue mi última fiesta aquí en Miami y tenía que celebrar con una fiesta que fuera recordada como la despedida de la gran Emma Johnson.
Talvez estaría exagerado pero con la gran cantidad de dinero que poseía podía abastecer las mayores fiestas de todo Miami. Dj, drogas, alcohol y los mejores lugares era lo básico en mi lista. Claro que no todas la veces yo me encargaba de organizar las fiestas pero esta ocasión lo ameritaba.
Despojándome de mis pensamientos me levanté de mi cama para digirme al baño y asearme. Cepille mi maraña de pelos, lave mis dientes e hice mis necesidades y una vez de que me aseguré de no lucir con una loca salí de mi cuarto para atravesar el pasillo y bajar las escaleras el primer piso.
Me dirigí a la cocina no sin antes saludar a la ama de llaves.
-Buenos días Lupita- saludé con una sonrisa amable.
-Buenos días señorita Johnson- me respondió mientras limpiaba una de las mesas de la sala.
-Lupita- la mire con desaprobación recordándole por enésima vez que no me gustaba que me tratara como una princesa o algo parecido.
-Lo siento... Emma- respondio apenada.
-Mucho mejor- contesté ya adentrandome a la cocina.
Lo primero que note fue el exquisito aroma del pabellón que cocinaba mi madre; carne, arroz, tajadas fritas de plátano y caraotas eran los componentes de esa magnífica delicia venezolana que tanto me encantaba.
Aunque vivieramos en Miami, Estados Unidos, no olvidabamos nuestras raíces venezolanas. Yo al igual que mi madre, Ana Gómez, nacimos y crecimos en Maracaibo, una ciudad de Venezuela; allí mi madre conoció a mi padre, Steve Johnson, un estadounidense que se encontraba en el país por negocios relacionados con el petróleo de nuestro país. Se enamoraron y poco tiempo después me tuvieron a mi. Eventualmente nos mudamos aquí y el resto es historia.
Actualmente están felizmente casados y trabajando, mi madre como cheff principal en un restautante y mi padre como jefe de la empresa a la que representaba como un simple empleado cuando fue a Venezuela.
He ahí la razón de mi buena situación económica.
No que yo era una vaga mantenida, pero al estar recién graduada de la universidad no quería aún sumergirme en el mundo de los adultos.
-Hasta que al fin despiertas bella durmiente- dijo mi padre tratando de sonar irritado pero fallando al no poder ocultar su sonrisa y tono divertido.
-Bueno al menos ella no parece un zombie como Liza- dijo mi madre señalando a mi amiga medio dormida medio muerta en la mesa de la cocina que sirve de comedor.
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Emma
Teen FictionMi vida siempre ha sido emocionante y llena de adrenalina, voy a carreras clandestinas y me encantan las fiestas. Mi mayor sueño es ser diseñadora de modas y poder conquistar las pasarelas Pero el destino no lo querría así ¿verdad? El destino quería...