-Raven no queda tiempo... -escuchó en su cabeza y abrió los ojos, sentándose bruscamente en la cama.
Becca estaba justo delante, cogiéndose las manos por delante del abdomen, con gesto de preocupación.
-¿Ella otra vez? -escuchó detrás de ella y cómo las sábanas se movían.
Asintió lentamente pasándose las manos por la cara. Los labios de Luna se posaron sobre su hombro desnudo y siguieron por su nuca, donde apartó el pelo para besar su cuello.
Raven se giró para abrazar a la chica de pelo rizado que la miraba con ternura y aquella sonrisa que nadie nunca le había sacado. Acarició su pelo castaño y besó su cabeza, alejándola para besar sus labios tiernamente. Las manos de Luna acariciaron su abdomen desnudo, subiendo por sus pechos hasta cogerle de las mejillas y profundizar el beso.
-Debo irme -murmuró sobre sus labios.
-Luna por favor... no tienes por qué pelear.
Esta negó con la cabeza y acarició su pelo.
-No lo entiendes Raven -volvió a besar sus labios y se levantó para vestirse con la ropa que previamente se había puesto para la lucha, pero que no había podido evitar dejar que aquella castaña tan menuda se la quitara como tantas otras veces había ocurrido- Volveré a por ti y entenderás mi plan.
La castaña desvió la mirada a la cristalera que daba al laboratorio y asintió pesadamente, sacando los pies de la cama para sentarse en el borde. Luna se colocó de cuclillas delante de ella y acarició sus muslos.
-Te quiero -susurró acercándose a juntar sus frentes, sujetando su nuca mientras enredaba ligeramente sus dedos en su pelo.
-Yo también te quiero -cerró los ojos dejándose llevar por aquel aroma.
Ambas se robaron una sonrisa con aquellas palabras y sus pieles permanecieron pegadas durante unos segundos más, sabiendo que se pertenecían. Raven acarició sus muñecas, alejándose, y volvió a besarla.
Sin dejar que ninguna otra palabra rompiera la magia de aquel momento Luna se levantó y tras una última mirada a aquellos ojos que le habían robado el alma que había creído perdida, salió de allí.
Cuando la terrestre se fue Raven se dejó caer sobre la cama de nuevo, cubriendo su cuerpo con las sábanas. El dolor de cabeza volvió y apretó los ojos con fuerza, llevándose la almohada a la cara para inhalar el aroma de la chica que se acababa de ir. Recordó su primer beso. Raven había ido a agradecerle que le hubiera relajado tras su ataque de nervios y Luna la había mirado con aquellos ojos que poco a poco le habían enamorado, haciendo que se le detuviera el corazón. La terrestre había acariciado su mejilla mientras le hablaba y ella no había podido evitar lanzarse a sus labios. Sus lenguas se habían unido mientras sus manos habían empezado a deshacerse de la ropa de la otra y aprovechando que Murphy y Emori habían salido a dar un paseo tras la lluvia se habían dejado llevar por la pasión en aquella cama que tantas veces había presenciado su amor.
Se quedó dormida esperando el regreso de Luna, abrazando la almohada y sintiendo cómo su aroma la envolvía.
Cuando despertó bajó al laboratorio y mirando de reojo a Becca que aparecía de vez en cuando a su lado se acercó a la pizarra de cálculos para seguir. Un agudo pinchazo hizo que cayera de rodillas, llevándose la mano a la frente.
Entonces escuchó pasos y sonrió ligeramente, levantándose para dirigirse a las escaleras a esperar. Murphy apareció con apariencia preocupada, tenía uno de los walkitalquies en la mano y la miraba mordiéndose el interior de las mejillas.
-Raven... -bajó las escaleras para abrazarla.
-¿Qué...?
-El cónclave ha acabado...
-¿Y...?
-Octavia ha ganado.
La castaña se alejó negando con la cabeza. Sentimientos contrarios se juntaron en su pecho, notando una agobiante presión.
-Eso significa...
-Luna ha muerto. Raven, lo siento mucho...
Raven volvió a negar con la cabeza, alejando de un manotazo la mano de Murphy cuando intentó acariciar su brazo para calmarla. Sus ojos se llenaron de lágrimas y corrió a subir las escaleras como pudo, hasta llegar a la cama donde habían estado hacía horas. Tenía la sensación de que todo aquello era una pesadilla y que su Luna la esperaría allí medio dormida, con el cuerpo desnudo tapado con las sábanas como tantas veces había hecho esperándola mientras ella trabajaba en el laboratorio.
Pero la cama estaba vacía, perfectamente hecha, y el olor de la castaña seguía inundando el lugar.
Cogió una gran bocanada de aire y se dejó caer en el suelo resbalando mientras apoyada la espalda en la pared. Se miró las manos temblorosas, rompiendo a llorar. Su corazón se encogió dejando salir las lágrimas.
Entonces sintió una ligera caricia en sus brazos y levantó la cabeza para encontrarse con Luna, que la miraba con ternura, arrodillada delante de ella. Llevaba la ropa mojada y destrozada.
-Raven cariño siempre estaré contigo... -murmuró besando su frente, pero ella únicamente sintió un ligero escalofrío.
-Luna... -le cogió de la muñeca.
-Te quiero.
-No... ¡No! -gritó cuando el cuerpo de la terrestre comenzó a hacerse etéreo y segundos después volvió a encontrarse sola en aquella habitación que tantos momentos entre ellas había presenciado, llorando desconsolada y con el corazón deshecho en mil pedazos.