32: "Una herida abierta"

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Claro que lo era.

Era él.

Alexander.

Tan hermoso; el cabello mas corto y cubriendo ligerisimamente sus ojos, mordiéndose el labio con concentración revisando los nombres de algunos tragos en la despensa; enfundado en un precioso traje de pantalones negros y una camisa blanca delicada sobre su torso, apegada delineando el contorno de su figura estilizada.

El alma se le cayó a los pies, sin poder reunir el valor suficiente como para acercarse y hablarle, hecharle en cara su dolor...o besarlo, o simplemente golpear su precioso rostro varias veces.

Empuñó sus manos y giró al sentir el agua bajando por sus mejillas; corrió entre la gente, empujando a algunos sin querer, llegando a la puerta del lugar con las mejillas húmedas y arreboladas.

La suave lluvia de Londres creaba pequeños puntos frente a sus ojos; no le dio importancia al momento de hecharse a correr por las calles, sintiendo el agua siendo absorbida por su ropa impregnando su piel de humedad y frío a medida que avanzaba, el cabello se le pegaba a la frente y sus labios dolían de tanto haberlos mordisqueados.

Las grandes letras brillaban en la lluvia con el nombre del hotel, algunas personas lo observaron extrañadas.

El atractivo hombre de los ojos hinchados, el maquillaje corrido y la ropa mojada.

Subió a la habitación cerrando la puerta con fuerza, dejó el abrigo caer al suelo y se metió en el baño, apoyándose en la puerta.

- Estabas perdido, fuiste algo que no quería encontrar, algo que estaba seguro que me destruiría por completo; fuiste aquella herida que creí cerrada, pero ahora vemos que no...que en realidad es una herida abierta, dolorosa y sangrante que solo me debilita cada vez mas...volver a verte, Alexander Lightwood...fue como si yo mismo me hubiece abierto la herida de nuevo...-

Se lavó el rostro y dejó que su piel respirara el vapor de agua de la ducha caliente abierta.

Se metió en la bañera bebiendo amargamente de una copa de vino entre suspiros y recuerdos incompletos, dolorosos...

Y a la vez tan hermosos....

*********

Alec cerró la chaqueta que llevaba puesta sobre la ropa de trabajo y se encaminó bajo el rocío de la lluvia al apartamento, esa noche había sido particularmente aburrida y incómoda, varios chicos y chicas parecieron haber bebido lo suficiente como para pedir de manera obsena y descarada su número o peticiones mas íntimas...

Se colocó la capucha del abrigo continuado con su camino entre las luces de los faroles y el vago zumbido de una ciudad dormida.
Sintió un brazo colocarse al rededor de sus hombros y estaba listo para golpear a alguien y hecharse a correr, mas toda la tensión bajó de golpe al ver esos ojos verdes tan familiares ahora.

- Maldición Gabriel, me asustaste - se llevó una mano al pecho, - Idiota -

- Amargado - le respondió el mayor, - Saliste tarde -

- Lo mismo digo de ti, ¿Qué hoy no era día libre? - lo miró acusadoramente mientras continuaban su camino.

- No tengo que pedir permiso para divertirme, soy mayor que tu - sonrió de lado con expresión triunfante.

- ¿Y qué piensa Gídeon de todo esto? -

- Tomó el turno nocturno en el hospital, de ti depende que no lo sepa - golpeó amistoso el hombro de su primo y continuaron con su camino a el departamento.

El Chico Del Bar [MALEC]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora