hoy yo pediré tu orden (larry stylinson OS).

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Salió de su departamento ajustándose el audífono y luego se abrochó su largo saco. Últimamente comenzaba a hacer muy mal tiempo, y eso era realmente extraño. Pero le gustaba; mucho, a decir vedad. Pensaba que de vez en cuando el cielo ha de estar triste. Y ¿cómo no iba a estarlo, si hoy en día la gente suele ser muy infeliz? Él personalmente no se consideraba alguien no feliz, puesto que creía que tenía todo lo que necesitaba. Y así era; tenía amigos que lo apreciaban mucho. Una familia que lo apoyaba en todo. Una buena salud y un techo donde vivir, solo. Ahora se dirigía al trabajo, el cual amaba. Trabajaba en una pastelería, y no le iba tan mal. La paga era justa y necesaria; y la gente de allí era sorprendentemente simpática. Finalmente llegó al recinto, abrió la puerta y se adentró al familiar ambiente. El lugar estaba muy cálido, debido a la calefacción y eso era agradable. Se sacó el saco y lo dejó en el perchero. Luego fue detrás del mesón, para tomar su delantal y colocárselo. Tomó el pequeño gorro y lo puso sobre sus alborotados rizos. Fue a la cocina y saludó a los de allí con un amigable “bueno días”. Todos le respondieron de la misma manera, para mirarlo y luego seguir con su trabajo. Harry tomó la tarjeta que se encontraba en el bolsillo de su delantal y fue a pasarlo por la ranura que se encontraba en la pequeña caja electrónica al lado de la puerta, donde se encontraba ahora. Eso marcaría su hora de llegada.

“Uhm, chicos, tenemos un problema.” Apareció Thomas, el encargado de turnos. “Daniel no puede venir, ha dicho que se siente enfermo. ¿Alguien que pueda reemplazarlo.” Todos los ojos se posaron en el ojiverde. Claro, llegó tarde, lo merece.
“Yo lo reemplazaré, si te parece bien.” Sonrió, su sonrisa cautivadora. A la cual no le puedes decir que no. A Harry realmente no le molestaba estar en la caja, ya que a veces el olor a condimentos y masa le hostigaba. 
“Bien. Vamos a por ello, entonces.”

Luego de que Thomas le enseñara cómo usar bien la caja, de anotar bien los pedidos y entregárselos a sus colegas para que sea más rápido, Harry se posicionó en la sillita que se encontraba en frente de la caja y miró la puerta. Sara, la dueña del local, apenas cambió el letrero de “cerrado” a “abierto”, la gente entró de a pequeños montones. 
Comenzó bien, hasta que entró alguien al local y su cabeza dejó de funcionar bien. Dios, su belleza era impresionante. Su cabello castaño peinado ligeramente hacía arriba lo hacía lucir completamente sexy. Sus ojos eran tan achinados que daban ganas de dejar pequeños besos en ellos, pero de todas maneras eran perfectos. Su nariz era acorde a su cara, y eso le encantaba; era como todo a la medida. Y su boca. Oh, Dios, su boca. Sus labios lucían de un color rosado extremo. Harry pensó que era alguna clase de lápiz labial; pero luego recordó cuánto frío hacía en ese día. Pero de todas maneras no se le quitaban las ganas de morderlos y besarlos las veces que se le fueran posibles.
“Uhm, ¿sucede algo?” Preguntó el chico preocupado. Sí, era un hombre. Harry se había fijado en un hombre. ‘¿Qué te sucede? A mí me gustan las mujeres’, se reclamó internamente. ‘Claro, es por eso que quieres follártelo aquí mismo’, respondió su conciencia. Golpe bajo, Styles.
“No, nada. ¿Qué se le ofrece?” Respondió Harry sonriente. El chico le sonrío de vuelta, y Styles se sintió morir por dentro.
“¿Alguna recomendación?” Preguntó entre tímido y avergonzado.
“¿Desayuno?”
“Sí.”
“Oh, bueno. Entonces, te recomiendo una magdalena y un café, con leche si lo prefieres.” Dijo pensando en sí mismo. Si este tipo decía que sí, se le tiraría encima. Nadie nunca había pedido su opinión sobre qué desayunar, y menos aceptado lo que había dicho. Pero, claro, ¿cómo aceptar algo que no pediste?
“Está bien. Mejor: dos magdalenas, un café cargado, y otro con leche.” Respondió sacando su billetera.
“¿Viniste con alguien?” Preguntó Harry mientras sacaba los cálculos. Le pasó la boleta y miró alrededor del cliente.
“No.”
“¿Entonces?”
“Quiero invitarte a desayunar aquí. A menos que no quieras, puedas, o ya hayas desayunado.” ¿Podía casarse con él ahora mismo y aquí mismo? Dios, en serio este chico lo estaba matando. ¿Es posible volverte bisexual de un momento a otro? Porque sí que quería tirárselo ahí mismo. ‘Te lo dije’, reclamó su conciencia. ‘Calla ya’, respondió internamente molesto.
“Claro que puedo. Y acepto.” Styles sonrió como nunca, y al mirar los ojos del tipo se dio cuenta de que eran azules. Muy, muy azules. Cuando llegó vio cómo eran, no de qué color eran. Y ahora que se fijó en eso, se perdió en ellos, mientras notaba un notable brillo.
“¿Cuánto es?” Eso lo sacó realmente de sus pensamientos, y agitó levemente la cabeza.
“Oh, no te preocupes. Yo pago.”
“No, no aceptaré eso. Además, yo te invité.”
“En serio, no hay problema.” Sonrió de la misma manera en la que lo hizo cuando pidió ser el cajero reemplazante.
“Bien.” Le respondió resignado, pero sí le devolvió la sonrisa. Harry levantó su dedo índice, indicándole que esperara. Se bajó del asiento y fue a la cocina.
“¿A alguien le importaría reemplazarme por unos treinta minutos?”
“¿Qué pasó?” Preguntó Katheryn, una chica hermosa de cabello pelirrojo. Desde que llegó que le llamó la atención, así que la invitó a cenar. El mismo día ella le dijo que nada podía suceder puesto que ella era lesbiana y tenía pareja. Se hicieron amigos, salían juntos, y ambos eran sus consejeros. Hasta el día de hoy.
“Desayuno.” Hizo una mueca. La pelirroja se le acercó.
“Pero si tú nunca desayunas.”
“Alguien me invitó a desayunar, aquí.” Kat se asomó por la puerta y gimió.
“Oh, por Dios, Harry.”
“¿Qué?” Preguntó éste alarmado.
“¿Lo conoces?”
“Acabo de conocerlo, Kat.”
“Hazz, ¿te gusta?” Wow. Eso sí que lo impresionó. ¿Cómo se le pudo notar tanto?
“No, claro que no. Además él es hetero.”
“No, no lo es.” Respondió Katheryn y volvió al trabajo. Harry miró por la puerta una vez para fijarse que el chico se había sentado, y aún no había nuevos clientes.
“¿Qué quieres decir?” Preguntó inquieto.
“Él va a marchas gay, Harry. También lo he visto en discotecas homosexuales.” Rió.
“¿Y tiene pareja?”
“Harry, eres tan obvio.” Su amiga volvió a reír. “Y no.” Bien, tenía una oportunidad. Y tampoco creía que invitara a cualquiera a desayunar, ¿o sí?
“Bien, cúbreme.” Le tocó el hombro, y fue por el pedido. Tomó todo en una bandeja, y para cuando pasó por donde se suponía que se encontraba su amiga, no la vio. Llegó a la mesa donde se encontraba él antes y dejó la bandeja con todo, sentándose en el cómodo asiento.
“Hola.” Le dijo amable.
“Hola.” Le respondió Harry, pasándole el café y la magdalena.
“Una duda.”
“¿Sí?”
“¿Cómo te llamas?” Harry sonrió de lado.
“Harry, Harry Styles. ¿Tú?”
“Louis, Louis Tomlinson.” Y estrecharon manos. 

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⏰ Última actualización: Mar 07, 2014 ⏰

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