Capitulo 5 - "Maceroni"

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Dustin POV.

-Entonces creen que Katherine tenía otra hija además de Magnolia –dice Jennifer después de contarle lo que habíamos descubierto.

-Estoy seguro de eso –responde Paris-. Mira, Katherine habla sobre la muerte de su hija, pero Magnolia no murió hasta años después. En varias ocasiones se habla sobre el físico de Magnolia, una chica rubia de ojos azules, pero la niña en el cuadro de mi casa es castaña obscura con ojos café. Así que es posible; esa otra hija de Katherine no está en los registros... porque no es una Massey. No pertenece a la familia, así que nunca fue reconocida.

-O Katherine la mantuvo en secreto –agrego.

-¿Y por qué haría eso? –inquiere James.

-Porque es hija de Christian Maceroni –explica Paris-. Escuchen, tiene sentido: Katherine tuvo un romance con el coronel Maceroni, y producto de esto nació esa niña de nombre desconocido. Los Massey jamás la reconocieron como familiar, por eso no está en la historia; o quizá Katherine la mantuvo en secreto, como dice Dustin. El punto es que Katherine menciona haberle regalado la gargantilla a su hija, pero jamás específica que a Magnolia, eso fue una simple deducción de los historiadores ya que Magnolia es la única reconocida por Teo Massey; Así que Katherine le quitó la gargantilla a Maceroni, para regalársela a la hija de este.

Tras la explicación de Paris todos nos quedamos en silencio, evaluando sus palabras.

-Entonces la gargantilla está en la tumba de esa chica –deduce James.

-Que fue enterrada con todas sus pertenencias y recuerdos, junto a su padre –agrega Jennifer-. El Coronel Maceroni.

-Exactamente –concuerda Paris.

-¿Y en donde encontraremos a ese coronel? –Inquiere James-. ¿Qué saben de él?

-Maceroni –dice Paris-. ¿No lo has escuchado antes?

Hay un segundo de silencio antes de que Jennifer sonría.

-Richard Maceroni –dice esta-. La gargantilla pertenece a los Maceroni, por eso Richard sabe de ella.

-Lo tenemos –exclama Paris-. Peter, necesito que entres al sistema de Richard, y encuentres todo lo que puedas sobra la historia de su familia, hasta que des con Christian Maceroni.

-Ya controlamos los sistemas de The Bridge –informa Jennifer-. Cuando me enteré que te andaban buscando hice que Peter los hackeara para obtener información.

-Excelente –dice Paris-. Entonces solo tienes que buscar al coronel.

Peter asiente, y comienza a teclear rápidamente en su computadora.

Todos nos quedamos en silencio, mirando al chico trabajar.

Tiene por lo menos tres ordenadores sobre la mesa, además de otros aparatos en el suelo que desconozco, y cables por todos lados.

-Listo –dice, en menos de cinco minutos.

-¿Lo tienes? –le pregunta Jennifer.

-Si –contesta él, viéndola a los ojos. Después lleva su mirada hasta Paris-. No va a gustarte.

-¿En dónde? –inquiere este.

-Londres.

Paris suspira.

-¿Puedes mandar a alguien? –Le pregunta a Jennifer-. ¿Quién es de tu confianza?

-Los únicos en los que confío al cien por ciento están aquí con nosotros –responde esta-. Pero puedo mandar a Rakel.

-Ni pensarlo –se niega Paris-. Tendremos que viajar hasta allá. Peter, busca el vuelo más próximo.

Apenas ha terminado de hablar cuando Peter ya tiene la respuesta:

-Vuelo de Las Vegas a Londres, hoy a las cuatro de la tarde.

-Bien, llegaríamos a Londres alrededor de las cuatro de la madrugada.

-La hora perfecta para asaltar un panteón inglés –añade Jennifer, sonriendo.

-Compra los boletos, Peter –ordena Paris-. Son las siete de la mañana, tienen una hora para empacar. Pasaré por ustedes a las ocho en punto.

-El vuelo de Reno a Las Vegas es hasta medio día –dice este.

-No, nos iremos en auto –replica Paris-. No quiero registros nuestros en el aeropuerto de aquí.

Peter asiente.

Paris me sujeta y me conduce hasta la salida.

Una vez en el auto coloca su mano sobre mi muslo.

-No quiero obligarte a ir conmigo –me dice por lo bajo-. Pero tampoco quiero dejarte aquí solo.

-No te preocupes por mí –aseguro-. Estaré bien.

-¿Has ido a Londres antes? –me pregunta.

-No –contesto.

-¿Te gustaría ir conmigo? Prometo que será divertido.

Sonrío.

-Me encantaría ir contigo a Londres –aseguro-. Y asaltar la tumba de la otra hija de Katherine.

La sonrisa de Paris se desvanece ligeramente.

Sujeta mi rostro y besa mis labios.

-Tu no tendrás por qué hacer eso otra vez –dice-. Te quedarás en el hotel, y después pasaré por ti. Iremos al London Eye, comeremos en Gordon Ramsay e iremos de compras a Bond Street and Mayfair –sonríe-. Lo del panteón dejémoslo para los otros.

-Paris, no soy un chico del Gordon Ramsay –le digo sonriendo-. Soy el tipo de chico que quiere ir al panteón contigo a las cuatro de la madrugada para encontrar la bendita gargantilla -Sonríe ampliamente-. Lo del Gordon Ramsay déjalo para los otros; no soy ese tipo de chico, eso no es para mí.

Sonríe, inclina su cabeza y me da un rápido beso en los labios.

-Eres mi chico –finaliza.

BrightDonde viven las historias. Descúbrelo ahora