Emiko: ¡Lo siento mucho! ಥAಥ
Tirifilo: ¿Por qué te disculpas? Y... No uses esas caritas, me recuerdas a Saturnina.
Emiko: Soy más importante para ti que ella.
Tirifilo: Sueña lo de importante.
Emiko: ...
Tirifilo: Concentrate en recuperarte y no salgas de cama, iré a clases.
Emiko: Te preocupas por mí, Tiri. ❤ Bueno, que te vaya bien. ❤
Guardé mi celular en mi bolsillo luego de leer el último mensaje, me limité a suspirar.
Emiko faltaría a la escuela porque se encuentra resfriado. Sólo tendría que terminar el día normalmente.
Pude ver a Saturnina desde lejos corriendo hacia mi, "Oh, no". Me dió un abrazo bastante incómodo, intentaba zafarme de el pero tenia algo de fuerza.
— ¡Hola, Tiri! —dijo esperando un saludo de mi parte, en ese momento se escucha sonar una notificación de mi celular, podría haber sido cualquier cosa, pero el sonido era claro de que se trataba de un mensaje— ¿Con quién hablas?
— Privacidad. —fue lo que dije para soltarme del agarre de sus brazos e irme hacia los pasillos de la escuela, dejandola allí. Al estar en los pasillos saqué mi celular.
Emiko: Hey, me aburro... Habla conmigo.
Tirifilo: Te dije que debo ir a clases, no puedo escribirte ahora.
Emiko: Vas a estar en clases y apenas escuches o veas que te llegó un mensaje mío, contestarás enseguida.
Tirifilo: ¿Qué te hace pensar que haré eso?
Emiko: Lo sé.
Tirifilo: Já, al menos es mejor estar en cama que en la escuela.
Nuevamente suspiré por lo arrogante que era ese chico, guardé mi celular y me dirigí a la sala de clases.
Al entrar noté que el Maestro aún no estaba, me fui a sentar a mi asiento, noté que Adier se encontraba en la sala, dibujando algo.
— Hola, Adier. —dije al acercarme un poco a él, aún pienso que se ve algo terrorífico, pero ya no importa.
— Hola... —dijo mirandome extrañado, luego sonrió y volvió a concentrarse en su dibujo.
— ¿Y... —no sé por qué pregunto— Emiko?
— Está resfriado. Se quedó en cama jugando con su celular.
— Ya veo... —dejé de hablarle a Adier ya que no se me ocurría nada más para platicar. Minutos después llegó el Maestro... ¿Conejo?
— Maestro Conejo... ¿Y Maestro Gato? —fue la primera en preguntar Muriel, mi probablemente amor no correspondido...
— Esta vez les haré clase hoy. —dijo sin nada de explicación, sólo le restamos importancia e hizo su clase.
Ya habían trascurrido alrededor de veinte minutos desde que comenzó la clase. Para mi mala suerte la clase estaba completamente en silencio... Cuando sonó un mensaje de mi celular. Se me olvidó dejarlo que silencio.
— ¿De quién es el celular que sonó? —dijo dándose la vuelta con una mirada totalmente enfadada. Todos estuvieron en silencio... Pero mi nerviosismo se apoderó de mi— ¿Tirifilo? —dijo dirigiendo esa mirada hacia mi.
— No... —dije bajando sospechas, pero nuevamente el celular sonó.
— Retirate de la sala, por favor.