Seguridad

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-¿Estás realmente seguro de esto, Hinata-kun? -era ya más o menos la milésima vez que hacía esa pregunta-. Alguien como yo... llevando tal responsabilidad... No creo que merezca tanta esperanza...

-Komaeda... E-Está bien, no tienes que preocuparte.

Qué incómoda situación, Hinata acarició la pálida mejilla de su novio, notando que su rostro mostraba bastante preocupación. Suspiró, algo resignado.

-Hemos hecho esto mil veces...

-Pero no de esa manera.

El moreno tragó en seco, sintiendo cómo la sangre hervía en su cabeza y se sentía más avergonzado de lo que habría pensado. Claro, comenzaba a ser consciente de su decisión.

Komaeda estaba bajo suyo, como siempre. Si las cosas seguían así, no iban a llegar a nada. Tomó aire profundamente y se apartó del albino, recostándose a su lado. Por supuesto, recibió una mirada un tanto confundida por parte de él.

-¿Qué haces? -preguntó, seguía sin notarse confiado.

-Sólo... ven aquí... Arriba... -sus peticiones no eran muy sutiles, pero esa era la única forma de hacer que su novio le hiciese caso sin tener que estar preocupándose.

Así, Komaeda se ubicó arriba de Hinata. Este último sonrió de lado y sus manos no tardaron en llegar a la cintura del albino para darle suaves caricias, se encontraba aprisionado entre sus brazos, entre la almohada y su cuerpo. Ahora sabía perfectamente que no habría escapatoria.

-Creo que el que debería estar nervioso aquí soy yo -Hinata rio, buscando hacer que su novio se relajara un poco.

-Lo sé, pero... -Komaeda llevó una de sus manos al rostro del moreno, trazando recorrido desde las mejillas hasta su cabello. Luego suspiró, como si intentara liberarse de alguna clase de pesar en su interior-, ¿y si hago algo mal?

-Hago esto porque quiero que tengas más seguridad en ti mismo, ¿sabes? -era vergonzoso admitirlo, pero lo que iba a aclarar después era incluso peor-. Además... Q-Quiero saber qué se siente...

No sólo él mismo estaba nervioso y avergonzado, sino que incluso las mejillas de Komaeda se habían teñido de un tenue rojo. No era la primera vez que se encontraban en esa situación: recostados en la cama sólo vistiendo ropa interior. Y tampoco era la primera vez que su intimidad saldría a la luz, la noción de sexo no era algo nuevo para ellos.

Sin embargo, sí era nuevo lo que Hinata había propuesto aquella vez.

Parecía ser una ley hasta ese día; ambos tirados en la cama, pensando en cosas que tenían muy poca relación con dormir, y Hinata tomando total control -o lo mejor que podía- de la situación. Innumerables veces se había aventurado en hacerle sentir placer a su novio, estando dentro de él pensaba que realmente lo tenía bajo su total dominio y, de esa manera, Komaeda podía disfrutar y gemir descontroladamente sin siquiera preocuparse por lo que tendría que hacer después. Al fin y al cabo, Hinata era el que se ocupaba de que todo saliera bien, y siempre lo hacía.

Pero, esta vez, el moreno quería probar algo nuevo. ¿Qué pasaría si el control estaba ahora en manos de Komaeda? Hinata quería mostrarle que confiaba tanto en él como para estar bajo suyo y dejarlo tomar la iniciativa sin dudar ni un segundo en sus acciones.

Esa noche, quería que Komaeda tuviera el poder absoluto sobre su cuerpo.

-Ven... Creo que ya hemos hablado mucho -esperaba que la única iniciativa que él fuera a tomar durante el acto fuese aquel beso que había iniciado con el albino.

Sus bocas se saboreaban, desesperadas y deseosas por contacto. Sabía perfectamente lo mucho que los besos de esa índole lograban calmar a su novio, sabía que Komaeda se adaptaría a la situación tan pronto como sus lenguas comenzaran a jugar, entrelazándose.

Seguridad [KomaHina / HinaKoma] [R-18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora