Capítulo único.

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Aviso.

Como está dicho en la descripción, esta historia tiene contenido chico x chico. Está bajo su responsabilidad leerlo.

Si no te gusta la temática, te invito a no leerlo. Si te gusta, bienvenida/o.

Historia basada en la saga de Harry Potter de J.K. Rowling.

♣ ♣ ♣ ♣

Odiaba esos días, todo era aburrido y triste, aunque sólo sean cinco días. No lo soportaba.

Bufó cuando escuchó caer la torre de platos que tenía en la cocina, no se sorprendería que algunas tazas hayan tenido la misma suerte. Miró a su alrededor y pateó una lata de comida abriéndose paso a la pequeña sala del lugar. Le extrañaba tanto.

Tooooooom —siseó Nagini arrastrándose por su pierna hasta llegar al sillón—, ve por él —ordenó. El nombrado sólo negó con la cabeza y agarró el primer libro que encontró en la mesita de su lado. Había leído tanto para no darse cuenta de la falta que hacía su pequeña esmeralda que ya sólo le faltaban dos libros para terminar todos los que había comprado antes de que el heredero Potter hubiera salido de casa—. Debes ir por él, lo necesitamos.

Tom volvió a negar y se removió para meterse al mundo de la lectura, pero ya no podía, ya había pasado mucho tiempo sin su pequeño y sentía que el alma se le iba con cada segundo que pasaba.

Tom, mínimo sal a tomar aire —volvió a sisear el reptil mirando al hombre con preocupación—, no has salido desde el día que se fue.

—De nada me sirve salir si no está él agarrando mi mano.

Nagini siseó molesta, mostrando sus dientes en amenaza.

Bien, bien —murmuró el pelinegro parándose con desánimo—... De todas maneras tenía que ir al Callejón Diagon a comprar más libros.

Se encaminó a su habitación y se dirigió a su armario directamente. No servía de nada ver su gran cama si no estaba él para poder acurrucarse en su cuello o abrazarlo por la espalda.

Agarró el primer pantalón que encontró y una camisa blanca que se encontraba en el piso junto con las otras camisas que había arrojado la noche anterior. Joder, sí que se sentía mal. Miró a su alrededor con atención y buscó debajo de la cama cuando no encontró lo buscado.

—¡Nagini! ¿No has visto mis zapatos?

La nombrada apareció con un zapato en su cabeza y otro arrastrándolo con su cola. Tom Riddle sonrió al ver a su amiga así, pero la sonrisa se borró cuando recordó que no había nadie con quién compartirla.

Gracias...

—¡Tom! ¡O sonríes o te muerdo!

—La mordida no suena nada mal —murmuró estirando su brazo—. Sólo dile a Harry que lo amo.

—¡No seas payaso! —chilló dándose una vuelta y saliendo de la habitación furiosa.

Tom volvió a bufar por décima vez en el día y salió de la habitación momentos después de acomodarse los zapatos. Agarró una túnica del perchero y se dirigió a su chimenea sin dar un vistazo a su pequeño departamento. No quería verlo si él no estaba ahí.

Fue directo al Caldero Chorreante y saludó a Tom, quien hizo una estúpida broma para quitarle el humor de ogros que se cargaba. Poco le importó.

Caminó con tranquilidad por el callejón, ignorando a cualquier persona que quería saludarle, hasta tuvo que ahuyentar a algunas brujas que se le acercaban con intenciones para nada amistosas. Odiaba a la gente. Harry era la única razón por la cual no mataba a todos los muggles y a la mitad del mundo mágico.

Desastre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora