"Mi vida, mis reglas"

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Gemía, gemía y gemía. Me estaba volviendo loco. Chillaba más que un perro cuando le pisan la cola.Joder con... con... ¿cómo pollas se llamaba? Si digo la verdad, me importaba una mierda. ¿Qué más daba? Tenía a una morena caliente como una mona y con el cuerpo de la barbie.

Ya tenía justo donde quería, debajo de mis piernas. Bueno, exactamente debajo no. A ver, en todo caso sería enfrente mía ya que la estaba empotrando contra la pared de esta mierda que se suponía que era mi habitación.

- Oh, sí. Más rápido -jadeó la morena sin nombre mientras se pellizcaba sus propios pezones intentando darse más placer.

《Oh no, querida. Teniendo aquí a todo un maestro del sexo no vas a autocomplacerte. Así que coloqué mejor mis grandes manos ocupando con cada una una nalga. Después dirigí mi boca experta a su pecho derecho en la que estaba su mano, así que le di un mordisco a su mano para que la retirase y yo poder ocupar su lugar con mi boca. Empecé a succionarlo y darle mordisquitos alrededor para asegurarme de dejar marca. Luego me pasé al otro pecho y mientras estaba ocupándome de él, escuché un grito por parte de ella más fuerte que los demás.

- Ohhh... ¡Niall!

Chilló como una obsesa mientras se convulsionaba. Y yo me cagaba en todo lo cagable. Que mierda de tía, vaya. Yo aquí ocupandome de sus bien proporcionados pechos mientras me la estaba follando contra la pared y así, sin más, de repente va y se corre. 《¿Pero qué?》 ¿Hola? Yo no había terminado, joder. Y encima ahora te quedas sin terminar de chuparte los pezones.

Rápida y bruscamente, me dediqué a meterla y sacarla de ella con unas embestidas esperando llegar al orgasmo de una puta vez y cuando por fin lo consigo, sin gritar su nombre claro, ya que no tenía ni puta idea de cuál era; va la morena y se corre otra vez.

Yo estaba flipando. O sea me deja sin disfrutar de sus grandes pechos y cuando me dispongo a terminar, va ella y se corre a la vez conmigo. ¡Me da mucho coraje eso, joder!

Y encima la tía se me queda mirando como orgullosa de lo que ha hecho. Em... venga, cuéntame lo mucho que me has aportado.

Nótese ironía.

Salí de ella apartándome repentinamente. Ni siquiera me molesté en sujetarla para que no se cayese ya que después de dos orgamos sus piernas servirían de poco.

Le di la espalda en la penumbra de la habitación y me dispuse a ponerme mi camiseta de manga corta gris. Y respecto a la parte de abajo, sólo me hizo falta abrocharme la bragueta ya que ni siquiera me había quitado los bóxers para hacerlo con ella. Un polvo rápido, lo llaman.

Mientras me estaba estirando la camiseta, la chica me rodeó con los brazos el cuello por detrás. Me golpeó con su aliento en el cuello y susurró:

- Sin duda sabes cómo hacer que una chica tenga dos buenos orgamos, rubito -ronroneó con voz seductora. Lo que me dijo me provocó una sonrisa de superioridad, pero por supuesto yo ya sabía que era bueno. Por Dios, estaba hablando con Niall Horan- Cuando quieras podemos repetir.

Reí sarcásticamente.

¿Qué se creía? Conmigo no repetía nadie a no ser que fuera extremadamente buena y... ella no lo era.

Me di la vuelta soltando cuidadosamente los brazos de la chica de mí y observé cómo fruncía el ceño. Ah, odiaba ver cómo la gente tenía el ceño fruncido.

- Verás, guapa... -ella se confundió aún más cuando le hablé con ese tono de superficial que te cagas- va a ser que no.

- ¿Cómo que no? Pero si lo hemos pasado estupendamente -ay Dios mío... arrastrándose no iba nada bien conmigo.

- Esa serás tú, porque lo que soy yo, no. No me gustan las chicas que se corren el peor momento y aunque me cueste decirlo... las multiorgásmicas como tú que no saben cuándo es el mejor momento para correrse. Además chillas demasiado, joder. Y no sé ni lo que he visto en tí para follarte. Ni siquiera me acuerdo de tu nombre -observé cómo estaba apunto de llorar, iba de mal en peor conmigo- Ahora por favor, vete.

Me di la vuelta y la ignoré. Noté cómo habría la puerta y estaba apunto de irse. Pero antes añadió:

- Blanca. Me llamo Blanca -oí sus sollozos y por fin, la puerta cerrarse.

Y por fin todo cobró sentido. Ya me acordé de por qué quise tirármela. Se llamaba Blanca, igual que la actriz Blanca Suárez y está buena que te cagas. A esa sí que le hacía de todo sin dudarlo.

Suspiré y pensé en cómo desahogarme. Fuí directo a un saco de boxeo rojo que estaba al lado de la pequeña ventana de la mierda de habitación. Iba a pegarle unos cuantos puñetazos y patadas y después ya aprovecharía para ducharme.

Le dí el primer golpe con la izquierda ya que era zurdo. Buf, tenía ya músculo, eh. Unos bíceps de tanto utilizarlos. Y que nadie piense mal porque nunca me había hecho falta utilizar la mano.

Sonreí pensando en el último tío que había probado mi puño. No sé si cuando salí corriendo porque la policía venía, el hombre estaba insconciente o muerto. Realmente me daba igual. De todas maneras no era la primera vez que alguien moría bajo mis manos. Y nunca me habían pillado porque me lo montaba bien.

Es que había gente que de verdad se lo merecía. Hay demasiados gilipollas en el mundo.

Ni me acordaba de por qué le pegué una paliza a ese hombre de unos cuarenta y pocos. A ver, fue en las afueras del centro comercial. Él estaba con sus hijos... y a mí me sacaban de quicio. Así que... que... ah, fui a por un paquete de cigarrillos a la máquina. ¿Y qué más pasó? ¿Por qué le pegué una paliza?

¡Ah, joder, ya me acuerdo! El muy hijo de puta se me coló al ir a por el paquete con la excusa de 'déjame a mi antes comprar los cigarrillos que mis hijos me tienen harto'. Eso me jodió bastante. Perdona, ¿y los modales? Encima me empujó y todo el muy gilipollas. Tuvo la buena suerte de pillarme en un día malo y descargué mi furia contra él.

Lo que me pasó es que se me caló la moto y tuve que llevarla al taller. Además de paso de me rompió el faro de atrás y no sé cómo. Allí no había manera de poder irme sin pagar, ya que la moto no me la daba sin darle yo el dinero.

Así que los chicos y yo ideamos el plan de atracar un supermercado de mierda a las afueras que no servía para nada. ¿Quién se iba a dar cuenta? Además la policía tardaría unos veinticinco minutos en llegar, si la llamaban claro.

Quedamos en que Louis me acompañaría al atraco y Harry se quedaría en el coche dispuesto a irnos a la fuga. Harry se quedó en el coche porque su pelo rizado se vería debajo del pasamontañas y ese podría ser un dato que le podrían dar a la policía. Pero fue una mala idea ya que Harry es una puta mierda conduciendo. Es más lento que una vieja al volante. Y yo pisándole el acelarador y casi tuvimos un accidente y a mi no me hacía gracia tener que volver al taller con un coche que encima era robado.

Acababa de recuperar mi moto del taller y cuando iba a por un simple cigarrillo viene el subnormal ese a tocarme los cojones. Pues no, no me salía de los huevos que se saliera con la suya. Y una buena paliza que se llevó.

Volví al presente cuando el saco me rebotó en la cara. Hostia puta tío. Me lié a patadas con el saco hasta el punto que creía que se caería del techo.

Pero es que, joder. Vaya mierda de habitación, en serio. Puto internado de mierda. Ojalá se cayese a pedazos. Estaba ya harto de llevar dieciocho años bajo este puto techo y comiendo la basura que me daban. Estaba ya harto.

Yo no tendría que estar aquí. Pero lo estaba. Todo por la culpa de sea quienes sean mis padres. Sí, esto era un puto internado y estaba solo. Pero solo se está mejor que nada. Y se creían las mujeres estas que podían cambiarme. Já. Y mandarme. Esto ya era el colmo. A mí nadie me mada, soy yo el que manda. Para eso me llaman el rey de las calles.

atrévete » niall horanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora