Esta es una carta para todos aquellos que se avergüenzan de sus madres...
Yo estoy muy agradecida y orgullosa de mi madre y no creo que aún dándole todo lo que tengo hoy de grande pueda pagarle porque me acuerdo perfectamente que cuando quería algo ella me lo compraba, le hiciera como le hiciera; lo compraba. Cuando no tenía para darnos dinero cuando íbamos a la escuela en vez de que no comiéramos nada ella caminaba desde nuestra casa hasta la escuela con un envase el cual contenía sopa o algún alimento que ella preparará, detrás de las rejas y con envase en mano. Cuando mi padre iba a trabajar, ella le llevaba la comida caliente a pie y de noche llegaba a su trabajo para que comiera algo tan siquiera tacos de frijol con papa. Mi madre nunca dejó que fuéramos y viniéramos solos de la escuela a la casa o vise versa, lloviera, nevara o hiciera mucho calor, siempre podías contar con que mi madre estuviera a fuera de la escuela esperándome. Ella con tal de no dejarnos solos en casa no trabajaba, aunque nos hiciera falta mucho el dinero, no trabajaba y se dedicó toda nuestra infancia a cuidarnos y mantener limpia nuestra casa. Mi madre siempre fue y es un ejemplo a seguir aunque aveces me regañe o quedemos en malos términos, es la que me dio la vida y aunque no fuera mi madre biológica tendría el mismo respeto y cariño que le tengo ahora.
