ENCUENTRAME

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—William-senpai, ¿cree que Sutcliff-senpai se encuentre bien?— preguntó Ronald con preocupación, hace una semana que el pelirrojo se ausentó y nadie ha sabido de él.

—Seguramente debe estar perdiendo el tiempo como siempre— Murmuró William sin apartar la mirada del expediente en sus manos, se trataba del caso de las prostitutas muertas, este estaba encomendado a la parca roja, sin embargo, esta no había presentado reportado ningún avance.

—Pero, ¿si le ocurrió algo malo?— Insistió el rubio.

—Honestamente— Masculla William con irritación —tendremos horas extra en ese caso— El gerente se pone de pie y se retira de la oficina.

—¡Diablos!— Maldice Ronald ante su mala suerte —Pero, ¿No debería enviar a un escuadron de rescate o algo, a buscarlo?

—Estás exagerando Ronald Knox— la paciencia de William comienza a agotarse, lo menos que le preocupa a Spears es la seguridad de su rojo subordinado, Grell es fuerte y aunque no lo parezca, el pelirrojo no es tonto, sabe cuidarse solo, aunque definitivamente es un holgazán.

...

Lo menos que pasó por la mente de William era salir a buscar a Grell Sutcliff, el supervisor tenía mucho trabajo atrasado, sin embargo, a causa de la ausencia de la parca roja, Spears debía salir a cosechar también.

Quizá en otras sircunstancias, William, como buen jefe, se hubiera cuestionado el paradero de su empleado, sin embargo, desde hace dos años aproximadamente, Grell se había vuelto más distante al supervisor, aunque nunca dejó de coquetearle, su acoso se volvió menos continuó, para William eso estaba bien, le parecía algo extraño, pero al menos tenía tranquilidad.

Aquella noche, William se preparaba para volver a su reino, la muerte esperaba en un tejado la llegada de su colega Ronald Knox, pero antes de que este abriera un portal, la peste de un maldito demonio inundó los sentidos del gerente.

De inmediato William se dispuso a encontrar a aquella alimaña para aniquilarla, pero grande fue su sorpresa al llegar al lugar que su olfato le indicó. Ahí, frente a sus ojos, se pavoneaba Grell Sutcliff ante dicho engendro del infierno. William les observó atento, Grell merecía lo que le estaba pasando, sin embargo, no podía dejarle morir en manos de aquel ser inferior, sería una deshonra para los de su especie.

...

—Oh Will~— Canturreó Grell con los labios rotos y ensangrentados mientras intentaba mantenerse en pie con ayuda de Knox —Te extrañé todo este tiempo, yo sabía que vendrías a mi rescate.

—Guarda silencio— Ordenó Spears.

—Me extrañaste, ¿no es así?— Dijo con una sonrisa el pelirrojo, William no contestó.

—¿Dónde rayos estaba senpai?— Reprochó Ronald.

—Es una larga historia querido~

—Será mejor que justifiques esta falta Grell Sutcliff, en cuanto lleguemos a la sede, escribirás una carta de disculpa— Exigió William además de que comenzaría con su letanía respecto al código shinigami; pero fue interrumpido por el carmín quien le abrazó con fuerza.

—Aún estoy molesto porque aterrizaste en mi rostro, pero te perdono Will— Grell se aferró del brazo del moro y no paró de agradecerle por haberlo buscado hasta encontrarlo.

—Honestamente— Suspiró William mientras se preguntaba si Grell estaría igual de contento si supiera que todo fue por mera casualidad.

...

Esto fue algo muy breve, pero les debía una actualización. Me disculpo pues no he tenido tiempo ni ánimos para publicar.
Sin embargo, creo que el próximo finde, les publicaré algo. Nos leemos pronto.
Las amo.
Bye.

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